La importancia de ser uno mismo

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

 

por Marcelo Molina

“Había una vez -en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo-, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: “No sabía quién era”…

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, – Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas-. -¿Ves qué fácil es?-

-No lo escuches…- exigía el rosal. -Es más sencillo tener rosas… – ¿Ves qué bellas son?

Y el árbol, desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, le dijo: -No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución-:

-¡No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior!-.

Y dicho esto, el búho desapareció.

-¿Mi voz interior?… ¿Ser yo mismo?… ¿Conocerme?… – Se preguntaba el árbol, desesperado,…

Cuando de pronto…, comprendió!

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: -Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera, porque no eres un rosal-.

-¡Eres un roble!-. -Y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje… Tienes una misión: ¡Cúmplela!.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto, al ver a mi alrededor, -¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?….

¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?…. ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar. No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser”.

(Cuento escrito por Carmina Cisneros en “Gritos de Papel”)

 En mi práctica profesional escucho que algunas personas, luego de explorar la “superficie de las aguas” de las insatisfacciones, traen a la conversación esta inquietud, acerca del propósito vital, de confusiones internas acerca de qué camino deberían seguir. Algunas personas experimentan que todo les parece interesante, pero nada es tan excitante como para dedicarse toda la vida a “eso”; otras en cambio, sienten que nada les parece tan interesante como para definir su proyecto de vida en base a “algo”…

Normalmente, esto se debe a que en el camino del autoconocimiento no se ha profundizado aún lo suficiente como para determinar qué cosas le son propias a la persona, que le conviene (vienen-con-el), que le satisface, que le proporciona paz y alegría, qué le hace sentir con sensación de plenitud, de contribución, de sentirse útil… en definitiva, qué necesita para producir un estado de felicidad.

Para comenzar el camino de autoconocimiento y llegar a este “estado”, el cuento nos da una pauta: “cerrar los ojos y los oídos, y abrir el corazón, para escuchar tu voz interior”. Es decir, clausurar todo aquello que pueda suponer una distracción: elegir un momento y un lugar propicio para la reflexión (sin distractores internos ni externos), y disponerse al encuentro consigo mismo, “abrir el corazón”,  con el fin de conseguir toda esa información que no provienen de los libros, ni siquiera de los consejos de los mejores amigos, sino del interior de uno mismo.

Autor Marcelo Molina -http://entrenatuvida.wordpress.com/2013/02/10/la-importancia-de-ser-uno-mismo/