Todo comenzó cuando encontré en el home del portal un titular que decía: “Margarita Rosa es ahora víctima del Narcotráfico”. A mi modo de ver, el titular es tendencioso porque para provocar la atención del lector desprevenido, mezcla sin mayor precaución el nombre de la actriz colombiana con la situación que vive el personaje de la nueva serie Correo de inocentes, que es a la larga, el tema del artículo.
Esta fórmula es empleada no solo por este medio, sino por otros, especialmente de televisión cuando hacen notas de promoción de sus artistas. Pero que el mismo error lo cometan muchos no significa que se comience a vestirse de legitimidad.
Los argumentos de Santos iban en la vía de que yo estaba hilando muy fino porque la nota estaba encuadrada en la sección de ‘Entretenimiento’ y no en la de noticias judiciales. Mi respuesta es que lamentablemente esas noticias donde se registra la vida judicial de los famosos, normalmente es también en la sección de Farándula ya que sus protagonistas pertenecen a esa órbita.
Titular sin márgenes para la ambigüedad ayuda a que el lector que escanea información, que cada vez aumenta por la falta de tiempo que acusan los mismos lectores, se quede con una impresión lo más fiel posible a la realidad con la sola lectura del titular (conjunto de antetítulo, título y sumario).
Comentaban algunos otros usuarios en Twitter que siguieron la conversación con Diego, que es responsabilidad del lector no tragar entero y leer el artículo completo. Hasta cierto punto tienen la razón. Comparto –y hasta aquí lo hemos impulsado– que necesitamos nuevas generaciones de lectores más comprometidos con el consumo crítico de contenidos, que lean entre líneas los intereses que pueden estar ocultos en ciertos artículos de información donde la línea editorial de opinión puede sumergirse para complacer necesidades del negocio.
Pero ojo: Aunque ese es un deseo y el estadio al que debemos llegar, el de las audiencias críticas, también es cierto que estamos ante una realidad crítica de las audiencias: Hay un analfabetismo inocultable. Recuerdo que las conclusiones de las Pruebas del ICFES de hace uno o dos años sentenciaban una situación preocupante: La comprensión de lectura es muy baja.
Si a la comprensión de lectura muy baja le sumamos la falta de tiempo y desde los medios le ‘ayudamos’ con titulares inexactos, tenemos como resultado de ese coctel, un lector más desinformado y, en muchas ocasiones, multiplicador del error. El segundo clic por parte del lector, hablando de consumo en línea, es un hermoso accidente que no siempre se da y por ello debemos ser precisos en el momento de verdad, quizá la única posibilidad de que el lector acceda al contenido.
Invito a quienes tienen la misión de titular (empezando por el periodista y luego por el Editor) de concentrarse en combinar en una misma oración el sujeto de la acción con el complemento más fiel posible. Decía de manera espontánea en mi Twitter, que si se sigue la sencilla fórmula [(Sujeto + Verbo + Predicado) + Verdad] las probabilidades de generar incertidumbre se reducen ostensiblemente.
Los periodistas y sus medios tienen el legítimo derecho a atrapar la atención del lector desde esl titular, pero no por ello se debe caer en la tentación de usar fórmulas que descontextualicen al ubicar al protagonista de la historia en una situación irreal.
Esto no se trata de satanizar a los medios, pero sí de una conversación activa en la que este tipo de inquietudes se puedan debatir por el bien de la audiencia y del mismo medio. Un resultado interesante, es que minutos después el titular fue cambiado para bien de los lectores: “Margarita Rosa es ahora víctima del Narcotráfico en una nueva producción”.
Con algo de sorna, lo acepto, unos tweets más adelante escribí: “Diría que generaría incertidumbre titular: ‘Carlos Mattos en Cuatro’… El mal chiste lo hice a propósito de este video en el que el reconocido empresario es entrevistado por el programa de televisión española Cuatro.
El periodista se converte en el historiador del tiempo real. Sus crónicas día a día o inclusive, minuto a minuto, generan la historia que se leerá mañana. En esa medida, nuestro papel de escribanos de la vida misma resulta crucial.
Preguntas al aire: ¿Qué opinión le merecen este tipo de titulares? Si lo ve normal ¿Qué diría en defensa de quienes aseguran que el titular es correcto al confundir la lector cuando se mezca a la actriz con la situación del personaje?