Vi Inside Job, la película documental de Charles Ferguson. Es un buen trabajo. Algo confuso, tal vez. Agradecí haber investigado hace algún tiempo acerca de los Hedge Funds y el 'apalancamiento'. Desde entonces a mis alumnos siempre les pongo un ejercicio de examen sobre apalancamiento, para que sepan lo que es, para que no se apalanquen. Lo digo aquí, en público. Eh, chicos, tenéis un punto asegurado. Solo hay que visitar este blog. Resulta reconfortante -e irritante- ponerle cara a algunos de los delincuentes más peligrosos del planeta: dirigentes de agencias de calificación, de productos derivados, profesores de economía, etc. Creo que es importante. El capitalismo salvaje -aprecien la calidad del epíteto- se aprovecha de la fluidez, una fluidez que desdibuja los rostros. Se habla de 'el sistema' abusando de la metáfora fantasmática, quizás para que olvidemos que el sistema tiene cabezas. Esto me recuerda a Los Once, la impresionante novela de Pierre Michon, donde un pintor retrata en un cuadro a los cabecillas de la Revolución Francesa. La intención del encargo es similar al ánimo de Ferguson, mostrar que el poder y el terror revolucionario tenía un rostro al cual acusar. No es baladí el asunto de la imagen del poder. Ya he afirmado alguna otra vez en este blog que en una época donde la visibilidad tiende a convertirse en un dominio absoluto, el poder tienda sin embargo (de acuerdo a una lógica aplastante) a rehuir la evidencia. El ejercicio fílmico de Ferguson es modesto, pero no por ello menos importante.