DSM-V Y CIE-10
QUE SON Y SU IMPORTANCIA
En Salud Mental, existen dos manuales nosológicos de enfermedad mental que actualmente son el DSM-V elaborado por la APA y el CIE 10 por la OMS. Los psicólogos se rigen más por el primero y los psiquiatras por el segundo, por lo que a continuación se lee la historia de cada uno empezando por el DSM-V y luego por el CIE-10.
Los investigadores a finales de 1800 no tenían un manual clasificatorio con el cual basar o guiarse en sus investigaciones, por lo que en 1899 Kraepelin creó un manual de Psiquiatría, elaborando un sistema para construir grupos de pacientes con sintomatología homogénea que constituían un síndrome; Unos 50 años después publican el DMS-I con unos criterios demasiado vagos y con baja confiabilidad; 15 años después el DSM-II, el cual creo insatisfacción en la terminología de la esquizofrenia, por lo que un año después de su publicación empezó su revisión; El DSM-III nace en 1980, reemplazando el modelo psicoanalítico basado en la teórica de la enfermedad por el modelo descriptivo en base a la evidencia. Entre sus cambios están que la “neurosis” pasa a llamarse “trastorno de ansiedad” y se elimina la homosexualidad como enfermedad, pero seguía habiendo deficiencias en el libro
El DSM-IV nace en 1994 proporcionando una base empírica más sólida simplificando los criterios diagnósticos y con un lenguaje más claro. Su creación consto de tres etapas logrando más confiabilidad y validez de los diagnósticos. Las etapas fueron revisión profunda de investigaciones publicadas, análisis de los datos de las investigaciones ejecutar hasta entonces y realizar ensayos de campo donde entrevistaron a miles de sujetos con trastornos psicológicos diagnosticados; El 18 de mayo del 2013 salió a la venta el DSM-V creado por la asociación estadounidense de psiquiatría, buscando la aceptación y el uso por parte de los psicólogos y psiquiatras, el cual fue muy criticado por la comunidad de psicólogos y psiquiatras. El NIMH (instituto de salud mental estadounidense) comunicó que dejaría de utilizar el DSM, debido a que su clasificación escasea de validez y que los pacientes merecen algo mejor que lo que les brinda este manual.
Respecto al CIE, el primer ensayo de clasificación sistemática de enfermedades lo realizo François Bossier de Lacroix (1706–1777), titulado “Nosología Metódica”. Décadas después, a comienzos del siglo XIX la clasificación más usada de enfermedades era la de William Cullen (1710–1790), de Edimburgo, quien en 1785 publico “Sinopsis Nosología Metódica”. En 1837 es fundada la Oficina del Registro General de Inglaterra y Gales, la cual contrato a William Farr (1807–1883), quien mejoro la clasificación de Cullen, que estaba des-actualizada. Buscando que su uso y aplicación fueran uniformes internacional-mente.
Farr describió el primer Informe Anual del Registrador General los principios para regir una clasificación estadística de enfermedades en los siguientes términos;
“Las ventajas de una nomenclatura estadística uniforme, por imperfecta que sea, son tan obvias, que sorprende que no se le haya dado importancia a su aplicación en las Leyes de Mortalidad. Cada enfermedad tiene con frecuencia tres o cuatro términos y cada término ha sido aplicado a varias enfermedades diferentes; se han usado nombres vagos e inconvenientes y en vez de las enfermedades primarias se han registrado las complicaciones. La nomenclatura es tan importante para este dominio de investigación, como lo son los pesos y medidas en las ciencias físicas, y debe establecerse de inmediato”.
Farr (1838).
El primer Congreso Internacional de Estadística reunido en Bruselas en 1853 reconoció la utilidad de una clasificación uniforme de causas de defunción, por lo que encomendó a William Farr y a Marc d’Espine, de Ginebra, la preparación de una clasificación uniforme aplicable internacionalmente. En el siguiente Congreso en París en 1885, Farr y d’Espine presentaron dos listas separadas, basadas en principios totalmente diferentes; Farr dividió su clasificación en cinco grupos: enfermedades epidémicas, constitucionales (generales), localizadas clasificadas conforme al sitio anatómico, del desarrollo, y consecuencia directa de un traumatismo; D’Espine clasificó las enfermedades según su naturaleza (gotosa, herpética, hemática, etc.).
El Congreso adoptó una lista de 139 rúbricas. En 1864 esta clasificación fue revisada en París, siguiendo el modelo de la de W. Farr, y fue objeto de otras revisiones en 1874, 1880 y 1886. Aunque esta clasificación nunca recibió aprobación universal, la disposición general, incluyendo el principio propuesto por Farr de clasificar las enfermedades según su localización anatómica, ha perdurado como la base de la Lista Internacional de Causas de Defunción.
En Viena en 1891, el Instituto Internacional de Estadística, sucesor del congreso internacional de estadística, encargó a Jacques Bertillon (1851–1922), Jefe de los Servicios de Estadística de París, dirigir un comité que preparara una clasificación de causas de defunción. En la reunión del Instituto Internacional de Estadística en Chicago en 1893, Bertillon presento su informe, el cual fue adoptado.
Su clasificación se basaba en utilizada en París, la cual desde 1885, era la unión de las clasificaciones inglesa, alemana y suiza, basadas en el principio de Farr de distinguir entre las enfermedades generales y las que se localizaban en un órgano o sitio anatómico específico. Bertillon incluyó tres clasificaciones; la primera, una clasificación de 44 rúbricas, otra de 99, y ultima de 161. Esta clasificación fue acogida por varios países y por muchas ciudades, siendo su primera aplicación en México por el Dr. Jesús E. Monjarás en las estadísticas de San Luis Potosí.
En 1898, en una reunión en Ottawa, Canadá, la Asociación Estadounidense de Salud Pública (APHA) recomendó que Canadá, México y Estados Unidos usaran la clasificación de Bertillon, y sugirió su revisión cada 10 años.
En una reunión en Cristianía, el Instituto Internacional de Estadística en 1899 adoptó una resolución compuesta en los siguientes términos:
“El Instituto Internacional de Estadística, convencido de la necesidad de que los diferentes países usen nomenclaturas comparables entre sí: Toma nota con satisfacción de que el sistema de nomenclatura de causas de defunción que le fue presentado en 1893, ha sido adoptado por todas las oficinas de estadística de América del Norte y por algunas de América del Sur y de Europa; Insiste enérgicamente en que este sistema de nomenclatura sea adoptado en principio y sin revisión por todas las instituciones europeas de estadística; Aprueba, cuando menos en términos generales, el sistema de revisión decenal propuesto por la APHA en su sesión de Ottawa (1898); Insta a las oficinas de estadística que aún no lo hayan hecho a que se adhieran sin demora y que contribuyan de este modo a la compatibilidad de las nomenclaturas de causas de defunción”.
Instituto Internacional de Estadística (1899) Ottawa.
Francia convocó en París, en agosto de 1900, la Primera Conferencia Internacional para la Revisión de la Lista de Bertillon o Lista Internacional de Causas de Defunción, lo que se repetiría en 1909, 1920, 1929, 1938, 1948, 1955, 1965, 1977 y 1992.
La OMS (que se hace cargo del CIE desde 1948) vio que por la gran expansión de la CIE, debían analizar su estructura cuidadosamente para crear una clasificación que no necesitara cambios esenciales por muchos años. Por lo que los Centros Colaboradores de la OMS experimentaron con nuevas estructuras para la Décima Revisión. También notaron que el período de 10 años entre las revisiones era demasiado corto, por lo que el Director General de la OMS solicitó y obtuvo el consentimiento de los Estados Miembros para posponer los años de las revisiones. A continuación se llevó a cabo un extenso programa de trabajo que culminó en la Décima Revisión de la CIE.
La CIE-10 se desarrolló en 1992, y como la OMS publica actualizaciones pequeñas cada año y grandes cada tres años, el 1 de enero de 2018 se publico la CIE-11.
Ya sabemos sus antecedentes y como se fueron desarrollando a lo largo de poco más de 100 años, pero falta su importancia, por lo que a continuación sigue esta ultima;
El DMS tiene como objetivo principal crear un lenguaje común entre los profesionales de la salud para tener un mejor protocolo en el proceso de diagnosticar y facilitar la investigación de las causas y la evolución de un trastorno mental.
La CIE es usada para elaborar estadísticas de mortalidad y morbilidad por la validez que tiene para evaluar las condiciones de salud, sin embargo, evalúa otras estadísticas sobre todo lo que necesita atención, como por ejemplo; centros de salud y hospitales, sin necesidad de que haya muerte.
Este ha sido su principal objetivo desde que se creo, pero es a partir de la 6ta edición que contó con más términos diagnósticos y pudo producir estadísticas de morbilidad.
La CIE ordena debidamente sus diagnósticos para crear un sistema de códigos divididos en categorías y sub-categorías. En el caso del CIE-10 los códigos se componen por una letra seguida de números (alfanuméricos). Al estructurarse de esta forma dejo de ser solo numérico, por lo que permitió agregar más números y códigos. Permitiendo elaborar otros sistemas de clasificación internacionales en varios campos de la salud, como por ejemplo; CDFT, la Clasificación de Derivaciones Fármaco-terapéuticas, CIF, la Clasificación internacional del funcionamiento, de la discapacidad y de la salud, CIAP-2, la Clasificación Internacional de Atención Primaria, CIE-O, el Código internacional de enfermedades para oncología, CIE-9, la anterior clasificación de códigos, CIE-9-MC 2014, DSM-5, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y el ICD-10-PCS
Para la psicopatología, que investiga las causas y el desarrollo de una enfermedad, estos manuales son excelentes, porque permiten un mejor protocolo en el diagnóstico de una enfermedad, entendiendo la mortalidad y morbilidad de esta, logrando así una mejor investigación de cada patología estudiada por esta rama de la psicología.