El objetivo es facilitar espacios públicos seguros para que los niños y las niñas puedan practicar diversas y variadas actividades y múltiples juegos. En distintos puntos de la ciudad, calles peatonales, parques y recintos al aire libre; tiene lugar la concentración de niños y niñas de distintas edades y de todos los centros educativos. Se reúnen con el propósito de poner en práctica su derecho a jugar, derecho que recoge la Convención sobre los derechos del niño de 1989.
No sólo es un derecho sino también un deber. El juego es una herramienta imprescindible para lograr un óptimo desarrollo psicomotor , psicoafectivo y psicosocial . A través del juego los niños aprenden infinidad de cosas. Les permite adquirir habilidades y desarrollar capacidades, y por supuesto les ayuda a relacionarse con sus iguales. El juego es el trampolín a la vida, a sus entresijos y aventuras. Aprenden a desenvolverse e interaccionar con su entorno, aprenden las consecuencias de sus acciones, aprenden a resolver conflictos, a valorar y empatizar con los demás. Jugando se preparan para el resto de sus vidas. Es por todo esto que resulta fundamental que los niños disfruten de tiempo para jugar y compartir espacios y juegos con sus iguales. Y es que en la sociedad actual parece que se está desvirtuando lo que significa ser un niño. Hoy en día muchos padres están obsesionados con la necesidad de que sus hijos ostenten multitud de conocimientos y habilidades prácticas y apuntan a sus hijos a un sinfín de actividades extraescolares. Y sí , en una sociedad eminentemente competitiva no está de más poseer mucha formación y experiencia para lograr tener un sitio en el atroz sistema, pero por favor no estresemos de esta manera a los niños. Tienen toda una vida adulta por delante para ello, para instruirse en lo que ellos deseen o necesiten; y por supuesto para estresarse con sus obligaciones cotidianas.
Esto que parece algo trivial no lo es ni mucho menos. La realidad habla por sí sola y si decidís investigar sobre el tema descubrireis la triste incidencia del estrés en los niños por este motivo. Y sus nefastas consecuencias.
El sistema educativo también debería reflexionar sobre la pesada y constante carga que suponen los deberes. ¿ De verdad es absolutamente necesario saturar a los niños con tareas , una vez ya se ha terminado el horario escolar? ¿ Qué pasaría si tu jefe , una vez terminada tu jornada laboral te dijera que apuntaras en la agenda unas tareas para realizarlas luego en tu tiempo libre? Seguramente terminarías desarrollando un síndrome de burnout, y acabarías por odiar a tu jefe y a tu trabajo. Y ojo que con esto no quiero decir que la escuela no deba fomentar la adquisición de unos hábitos de estudio y aprendizaje, por supuesto que es su misión; pero a través de este método no me parece la manera más idónea y efectiva. A mi parecer es un gran problema, y así se han pronunciado muchas asociaciones de padres, muchos educadores, los propios alumnos y hasta la misma Organización Mundial de la Salud.
El juego libre es un pilar fundamental en el desarrollo de los más pequeños. Permitirles que dispongan de tiempo y espacios para poder jugar es nuestra obligación, como padres, como educadores y maestros, como sociedad en su conjunto; velemos por proteger y hacer cumplir este derecho.
" Jugar es un derecho, disfrutemoslo.Jugar es aprender, soñar y compartir.Un día sin juego , un día perdido"
Firmado Niñas y Niños de Huesca