Pero esta solidaridad impostada (artificial y fingida) es un gasto impuesto por las circunstancias y creencias en todas las zonas del Estado español al llegar la Navidad. Un gasto marcado por los consumidores que pretenden celebrar la navidad yendo ineludiblemente de compras. Ecologistas en Acción piensa que este principio debe ser sustituido por otros más responsables social y ambientalmente. “Durante el resto del año son varias las cuestiones por las cuales los/as consumidores/as nos quejamos del precio de los productos: por el gasto escolar al comienzo del curso en septiembre, por la subida de la gasolina... Sin embargo con la Navidad se produce el efecto contrario, todo el mundo tiene asumido que celebrar la Navidad significa comprar, así que se decide salir de compras justo en el momento del año en el que son más caros la mayoría de los productos. Sin duda, hay algo que nos impulsa a comprar a pesar de que las economías familiares se resientan. Empujados por la publicidad, afloran nuestros mejores deseos y sentimientos para reconducirlos hacia el consumo, y ese continuo mensaje cala en nuestra sociedad sin que echemos la vista atrás para ver que, no hace tanto tiempo, éramos felices celebrando la Navidad de otro modo. Este continuo bombardeo publicitario empieza más de un mes antes de que llegue esta fecha, y lo hace comenzando por meter en las cabecitas de los más pequeños de la casa un montón de anuncios de juguetes. Muchos padres y madres, sometidos a la presión de sus hijos e hijas, acaban por convencerse de que, para demostrar lo mucho que les quieren, les tienen que comprar más regalos, y terminan sometiéndose a la dictadura de la publicidad, olvidando alternativas de consumo más justas social y ambientalmente, como pueden ser buscar juguetes de artesanía local, sin embalajes innecesarios, no sexistas ni bélicos, que estimulen la creatividad, adecuados a cada tipo de edad, con materiales naturales y biodegradables, juguetes en los que se esté pagando el producto, y no su publicidad. Además, estamos olvidando incluso lo más importante: que es posible jugar sin juguetes”. Desde Ecologistas en Acción, se quiere hacer un llamamiento para recuperar la creatividad a la hora de celebrar estas fiestas, una creatividad que nos ayude, en definitiva, a no pasar la Navidad persiguiendo los inalcanzables sueños que proponen los anuncios, sino que nos muestre un camino más certero de conseguir nuestros deseos, y que tenga como punto de partida una forma de celebración más justa social y ambientalmente.
¿Dónde compramos los regalos navideños los españoles? El 25% del presupuesto destinado para las compras navideñas de este año lo gastamos a través de canales online, lo que supone un incremento de un 10% respecto al año pasado. Aunque aún estamos lejos del resto de países europeos en lo referente a la compra online (incremento del 30%), las aplicaciones tecnológicas, desarrolladas por los comerciantes, están siendo muy bien recibidas por los consumidores. Sin embargo, las compras offline o en tiendas físicas siguen siendo la opción preferida para realizar las compras. A pesar de que los grandes almacenes siguen siendo la principal opción, los consumidores españoles no se casan con nadie y prefieren repartir sus compras entre las distintas alternativas: grandes almacenes (54%), cadenas especializadas (45%), hipermercados y supermercados (42%), comercio minorista (36%) y otros (16%). Los consumidores españoles siguen evitando las opciones de crédito en sus compras, tanto online como offline. La opción de pago preferida para las compras en Internet son los monederos digitales (35%), aunque representan un porcentaje muy reducido de las adquisiciones presenciales (7%). El desconocimiento sobre estas aplicaciones de pago y la preocupación por la seguridad de los datos son las principales razones para su, todavía, escasa implementación.
“No seas imbécil. Ni desaprensivo. Aún puedes evitarlo. Impedir que te despreciemos, e incluso despreciarte a ti mismo cuando te mires en el espejo. Intenta no convertirte, innecesariamente, en un hijo de la gran puta”. Así de contundente, como casi siempre, comenzaba un artículo de Arturo Pérez Reverte publicado en la Nochebuena de 2012. Pero ya se ha convertido en un fantasma de las Navidades pasadas (y presentes) que cada año se aparece en algún muro de Facebook para azotar conciencias. “Hay mil razones, supongo. Un montón de circunstancias por las que has pensado comprar un perro estos días, para tus hijos. O para tu mujer. Tal vez para ti mismo. Un perro en casa, por Navidad”. Y continúa: “Un perro en el lugar inadecuado puede volverse un drama. Una incomodidad para ti y los tuyos. Y una tragedia para él”. Un artículo duro sobre el abandono animal. Ángel de los Ríos escribe en Sur “La carta de Pérez Reverte que debes compartir cada Navidad”. Y nos recuerda: “Intenta no convertirte, innecesariamente, en un hijo de la gran puta. Permíteme imaginar lo que podría ocurrir. Que vayas a la tienda, elijas a un perrito delicioso, y eso te valga gritos de alegría y besos familiares. Pero la historia acaba así: Un viaje en coche a un campo lejano, una gasolinera, una cuneta. Abrir la puerta para que baje y seguir tu camino, acelerando sin atender los ladridos del chucho que correrá tras el automóvil hasta quedar exhausto, desorientado, incapaz de comprender que su mundo acaba de romperse para siempre. Como cierra Pérez Reverte para que no se convierta en un fantasma de las Navidades futuras, ‘mejor les compras un peluche’. O adoptas. Falta hace. Pero, ‘intenta no convertirte en un hijo de la gran puta. No seas imbécil. Ni desaprensivo. Aún puedes evitarlo. Impedir que te despreciemos, e incluso despreciarte a ti mismo cuando te mires en el espejo. Hay mil razones, supongo. Un montón de circunstancias por las que has pensado comprar un perro estos días, para tus hijos. O para tu mujer. Tal vez para ti mismo. Un perro en casa, por Navidad”.
La Navidad es una época de sorpresas y de situaciones sorprendentes. En ese contexto es fácil que algunas historias puedan llegar a ser vistas como ciertas cuando no lo son. Es lo que ha sucedido con un titular que ha dado mucho que hablar en las redes sociales y que resulta ser un bulo: “Un puticlub sortea una cesta de Navidad y le toca al menos esperado”. Esa persona era, supuestamente, el cura del pueblo. Como ha revelado maldita.es, se trata de una noticia falsa publicada en la web haynoticia.es, que, en su aviso legal, advierte de que es “un site de humor cuyo fin es el entretenimiento”. Ahí ha sido donde, inicialmente, se ha colgado el texto titulado “Puticlub sortea una cesta de Navidad y le toca al cura” que posteriormente ha sido compartido en las redes sociales. Asimismo, en Twitter han circulado varios mensajes en los que se adjuntaba una supuesta fotografía de un periódico con el mismo En el relato, un supuesto cura al que llaman Don Nemesio pasaba a recoger la cesta y se justificaba alegando que había acudido al local “a requerimiento de la Madame”. Algunos medios incluso han llegado a recoger la noticia dándola como verdadera, para, posteriormente, rectificar, una vez descubierta la procedencia del texto que tanto ha dado que hablar en las redes sociales.
“Llega la Navidad y, de repente, todo el mundo es bueno –dice David Bollero, tras poner el título “La solidaridad impostada en Navidad”–. Para unos, eso es parte de la magia de la Navidad; para otros, entre los que me incluyo, una muestra más de esa solidaridad impostada que me revuelve las tripas. En el caso de los católicos (permítanme este breve apunte), me las revuelven doblemente, porque aquellos que caen en esa hipocresía lo hacen por parte doble: en primer lugar, porque cualquier persona honesta no actuaría de ese modo y, en segundo, porque además la religión que tanto defiende (normalmente no la profesan tanto) tampoco lo aprueba. Una de las primeras pruebas palpables de esta solidaridad impostada la encontramos a un mes de que llegue realmente la Navidad: los alumbrados navideños. Madrid gastará casi 3 millones de euros, Málaga casi un millón… y las masas aborregadas, en lugar de criticarlas, acudirán en masa, hipnotizadas por los destellos al presenciar con la boca abierta los destellos. En algún rincón de España, bien oculto para nuestras conciencias de continuo y absolutamente enterrado en estas fechas, rozando los 5 millones de personas, hay quien tiene también la boca abierta, pero para para comprobar el vaho que sale de sus entrañas dentro de su propia casa. Ese es algo más del 10% de españoles y españolas que sufren la pobreza energética y que, mientras grandes y pequeñas ciudades encienden millones de bombillas, ell@s no tienen para calentarse en el mejor de los casos… en el peor, ni para cocinar. Incluso asumido que somos víctimas del capitalismo y comprada la idea de que las luces fomentan las compras navideñas, nunca he entendido qué mecanismos mentales activan las bombillitas en nuestros cerebros a las 2 de la mañana de un martes, mientras estamos dormidos y, las calles vacías son iluminadas con campanitas sin badajo y acebo de colores radioactivos. Tampoco nunca nadie me lo ha sabido explicar…
“A este dispendio injustificado que supone un escupitajo a la cara de todas esas familias víctimas de la pobreza –quitémosle la etiqueta de ‘energética’, como si en otras facetas no fuera pobres–, se suma otra derivada. Debido a los efectos del clima que nosotr@s mism@s hemos provocado y a la nefasta política energética tanto de PSOE como de PP, el precio de la luz está por las nubes. ¿Qué significa esto? Sencillo, que incluso los Ayuntamientos con las arcas municipales absolutamente arruinadas, gastan miles de euros en el alumbrado navideño –muchas veces sin un euro de apoyo de esos empresarios a los que beneficia–. Se trata de Consistorios que ha recortado en políticas sociales, que han cercenado sus políticas de juventud o en los que la cultura ocupa un lugar residual. Cada vez que se digan ‘vamos a ver las luces al centro’, no retiren la mirada del mendigo acurrucado en la esquina, con los pies envueltos en papel de periódico. Ambos hechos guardan mucha más relación de la que ustedes que creen… o quieren creer.
“A Charlot no le gustaba la Navidad”, titula Ramón Fernández de Ávila en Nuevatribuna.es. “A Chales Chaplin le sucedía como a mucha gente, que por una u otra causa, estas fiestas no le gustaban. Y tenía razón. Son fiestas en las que la alegría se desmadre, el deseo de paz se acrecienta, y la hermandad se cumple. Fiestas que, por mor del consumismo, han perdido su razón, y se olvida que más de medio mundo no tiene motivos para estar alegre, que otro tanto vive en guerra y que la solidaridad brilla por su ausencia. Es la fiesta de los niños por excelencia, y millones de niños viven en la miseria más absoluta; frente a los excesos de unos, más de 8.500 niños mueren de hambre cada día... ¿Tenía razón Charlot? Quizá por eso murió una navidad hace ahora cuarenta años”. Murió el 25 de diciembre de 1977, hace 40 años, en su casa de Suiza. Lo hizo en Navidad sin tener que soportar los aires de alegría y fiesta que por estas fechas, en casi todo el mundo, se organizan, y que a él “le enervaban e inquietaban, trayéndole tristes recuerdos de una infancia vivida en la carestía, la lucha y la pobreza. Por eso no le gustaba la navidad, por su triste infancia y por la de tantos niños que como él se crían en la calle, víctimas de la perversa sociedad, tanto en la paz como en la guerra, olvidados, abandonados, objeto del manejo, de la opresión y de la explotación de los mayores… Su cine y sus personajes reflejan la ingenua tragedia del circo y la vida, elevadas a la categoría de arte. Quizá por ese maltrato infantil, repetido luego en pleno éxito, como dijo su hija, al comunicar su fallecimiento el 25 de diciembre de 1977, a Sir Charles Chaplin, o Charlot, “no le gustaba la navidad”.
Otra de las solidaridades impostadas es la de Papa Noël, un personaje mitológico que ya había aparecido en ilustraciones desde mediados del siglo XIX. Sin embargo, hasta los años 30 la imagen de este orondo personaje variaba constantemente, según el artista o la ocasión en que se dibujase: podía ser desde un pequeño elfo hasta un hombre alto y delgado, con todo tipo de indumentarias, como túnicas o chaquetones de piel. Como detalle, aunque mucha gente cree que Papá Noël viste de rojo para relacionarlo con Coca-Cola, ya había utilizado en numerosas ocasiones ropajes de ese color. En 1920, apareció por primera vez en un anuncio de Coca-Cola publicado en los diarios 'The Saturday' 'Evening Post'. De aspecto serio, este primer Santa Claus fue creado por el ilustrador Thomas Nast, y, durante algunos años, Coca-Cola usó en su publicidad diferentes diseños de este personaje desarrollados por otros ilustradores. Sin embargo, el Papá Noel tal y como todos lo conocemos en la actualidad nació en 1931, por encargo de la agencia de publicidad de Coca-Cola al dibujante Haddon Sundblom. El objetivo era crear un personaje a medio camino entre lo simbólico y lo real, la personificación del espíritu navideño y la felicidad de Coca-Cola. Para ello, el ilustrador se inspiró en el poema 'A Visit From St. Nicholas' de Clement Clark Moore. Es sólo una leyenda urbana la creencia de que el color rojo y blanco de Santa Claus tenga su origen en los anuncios que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931, aunque sí es cierto que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito mismo. Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás... son algunos nombres con los cuales se conoce al personaje. Formaba parte del antiguo mito solar del solsticio de invierno al que el cristianismo sincretizó con la figura del obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia (en la actual Turquía). Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media, del que aún hoy se conservan sus reliquias en la basílica de San Nicolás de Bari, Italia.
En un duro editorial titulado “La apuesta perdida de Mariano Rajoy”, el diario Le Monde, el más influyente de Francia, señalaba el pasado viernes que el presidente español quería “cortar el empuje del movimiento independentista” convocando elecciones, pero “los catalanes decidieron todo lo contrario”. Rajoy acababa de sufrir una amarga derrota en Catalunya. El 27 de octubre, en respuesta a la declaración unilateral de independencia del Govern catalán, el presidente del Gobierno español suspendía la autonomía de la región y convocaba elecciones anticipadas. Rajoy quiso romper el empuje del movimiento independentista. Su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, incluso presumió de haberlo “decapitado”. “Con 70 de 135 diputados, los partidos nacionalistas [catalanes] conservan la mayoría en el Parlament catalán, aunque pierden dos escaños y se limitan al 47,5% de los votos, al mismo nivel que en 2015. Pero lo más humillante para Madrid fue confirmar que el PP del señor Rajoy sólo tendría tres escaños en el Parlament de Barcelona. Por descontado que nunca ha sido el partido dominante de la región, pero, en 2012, tenía 19 escaños, y Rajoy no escatimó esfuerzos, visitando Catalunya más a menudo que lo que era habitual para dar apoyo a sus candidatos. “Estamos en el lado bueno de la historia”, decía, felicitándose a sí mismo hace tan sólo dos días”. Le Monde analizó que C’s ha quedado primera, y que Albert Rivera “se reafirma cada vez más a nivel español”. Y apuntó que las urnas “imponen” a Puigdemont como president potencial de Catalunya, a pesar de las amenazas de detención, y esta vez “sin ser rehén de la CUP”. Todo ello, según el rotativo francés, obliga a hacer política, y casi lo imploró al líder del PP: “¡Señor Rajoy, haga política!”.
Las fotomontajes de esta semana:
No Abras Paz. Albiol ya se está haciendo a la idea.#EleccionesCataluña.
Albiol, después de ver las primeras encuestas.
@lavozdelBecario. Puigdemont envió su voto para las elecciones por paloma mensajera.
El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Forges, Peridis, Pat, Vergara, Manel F. J. R. Mora…
Pep Roig, desde Mallorca: Intruisismo, 21 desconcertante, La sombra del 155 es alargada, Por cerros de Cuenca, Más de lo mismo, Tiempos difusos…
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