“La tecnología no es buena ni mala, todo depende de la mano que la aplica”.
Y como cualquier avance tecnológico, genera escepticismo sobre sus posibles usos y aplicaciones, ganando en el camino tanto seguidores como detractores.
Es natural que la popularización de cualquier técnica o herramienta añada más usos de aquellos para los cuales fue originalmente creada.
En el caso de la impresión 3D, una de las principales preocupaciones ha sido la fabricación de artículos destinados a dañar a otras personas, como las armas de fuego, tema sobre el que puedes profundizar aquí, aquí y aquí.
Por supuesto, esas preocupaciones no han eclipsado el hecho de que sea la misma innovación la que permite imprimir tejidos, órganos humanos o incluso células madre.
Uno de los casos de éxito más recientes relacionado con esta tecnología es el de Faith Lennox, una niña de 7 años, que perdió su mano izquierda cuando sólo tenía 9 meses y que ahora ha recibido una prótesis fabricada con los mismo materiales utilizados para fabricar drones y partes de automóviles, con un peso de poco menos de 500 gramos y a un costo de sólo 50 dólares.
Build It Workspace, la empresa con sede en California, Estados Unidos, que está detrás de la fabricación, menciona que a medida que ella crezca y necesite reemplazos, éstos podrán elaborarse de manera rápida y económica.
La tecnología usada para la creación de la prótesis es open-source proporcionada por E-Nable organización sin fines de lucro formada por voluntarios dedicados a ayudar a niños y adolescentes a recuperar sus extremidades utilizando la impresión en 3D.
Con información de | AP