La improvisación: un arte escondido

Por Motivia @universomotivia

De pequeños nos enseñaron la importancia de estudiar, de prepararse, de armar un plan por pasos, todo para que nuestro futuro se convirtiera de deseo a realidad. Bueno, en realidad no nos han contado esa historia a todos, pero era un buen comienzo para lo que venía a compartir hoy. Disfrutemos.

Una de mis habilidades es la improvisación, y confieso que durante mucho tiempo una parte de mi la recluía sólo para unas pocas intervenciones. Esa parte de mi no la consideraba como una habilidad -por suerte ha reflexionado y cambiado- , mientras que ahora sabemos que tu talento, enfocado a la acción, potencia tu valor diferencial.

La improvisación no es lo opuesto a “estar preparado“. Todo lo contrario. La habilidad no es falta de preparación, sino, de la habilidad escénica inmediata con los recursos existentes. Requiere de una estructura previa, un aprendizaje y puede convertirse en metodología. Prepararse, practicar y practicar, tener disciplina y voluntad hacen de la improvisación un arte y no un desastre.

Mediante este proceso, como metodología, se fortalece el trabajo en equipo. Porque cada uno debe aportar sus ideas propias, debe escuchar a sus compañeros o seguirlos en la actuación, debe exponerse y dejarse llevar por los demás; mientras entrenas exiges a tu cuerpo y mente -en una plegaria interna- que por favor utilice todo lo que tiene!

Para saber, o salir exitoso de un momento de improvisación, es necesario desarrollar la imaginación, integrar todo lo que sabes -como en una cocktelera- y conocer las expectativas de hacia quien te diriges. Todo esto en una fracción de tiempo menor a la que necesitas para prepararte.

Si la improvisación viniera en formato de pastillas, podríamos decir que su prospecto incluiría:

  • Estimula la creatividad por necesitar de la imaginación para poder crear un nuevo rumbo en un tiempo escaso.
  • Le recomendamos que previamente ingiera recursos sobre los cuáles apoyarse y utilizar como contenido en su actuación.
  • Requiere de concentración. Si se distrae, y esto fuera un juego, el balón se cae al suelo.
  • Notará una rapidez de respuesta. Aunque el silencio es un recurso válido, la improvisación requiere de fluidez en la actuación. Déjese llevar.
  • Desarrollará la intuición. La improvisación le permite actuar en situaciones inesperadas, solucionar imprevistos y creer en ud. mismo para avanzar.
  • Maximice sus habilidades de comunicación. Recuerde que el volúmen y la entonación es parte de su propia voz. Enunciar y comunicar son dos cosas diferentes. Entendiendo por “comunicar” toda acción donde el mensaje recibido (interpretado) es lo que originalmente quisimos transmitir.
  • Requiere de una buena gestión de imprevistos: como críticas, o que algo sale fuera de lo esperado y le obliga a cambiar el rumbo.
  • No deje de consultar a su médico si alguno lo tilda de improvisado.
  • Corolario: cuanto más integres recursos cognitivos, recursos expresivos y recursos físicos (movimiento del cuerpo) mejor transmitirás tu mensaje.

Si bien muchos conocemos este proceso por la improvisación en el teatro, poesía y música, integrar parte de esta metodología en nuestra vida cotidiana enriquece. Regla de oro que me enseñó mi profesor de física del colegio:

Para improvisar necesitas integrar todos tus conocimientos. Y por ésto no hablo solamente de lo que lees (estudias), sino de todo tu cuerpo, cómo te mueves, cómo dices lo que enuncias, qué transmites, qué datos seleccionas y cómo gira el mundo en ése momento*.

*Nunca perdía de vista a la física como tal.

Aquí les dejo 2 propuestas para quienes se inician en la improvisación y quieren practicarla:

- Ponte a cocinar sin receta. Improvisa con los ingredientes del frigo y confía en ti por todo lo que has escuchado, visto o cocinado anteriormente. Canta mientras lo haces, esto te relajará para poder llegar a la concentración necesaria.

- Dibuja tu próximo plan de acción del día. Oblígate a expresarte solamente con dibujos, símbolos, flechas, rayas y alguna que otra palabra. Sin el móvil cerca, ni avisos del ordenador, recuerda que necesitas concentración. Nadie lo verá luego si no quieres; es muy posible que encuentres un camino inesperado. Si lo tomas o no, ya es otra historia para un post.