La impuntual, Cristina Fernández.

Por Santiagomiro

La presidenta, entre otros presidentes.


Nestor-Cristina, las dos caras.


Así ven los argentinos a su presidenta, Cristina Fernández. Una presidenta que se pierde entre la vanidad de sus retoques estéticos y la impuntualidad de sus citas. Guillermo Cherashny la describe magistralmente en Movimiento Argenlibre, publicado por Lic. Scolaro.
“La Presidente pasó del violeta furioso al champagne con brillos, luego al blanco, luego al tapado de tercipelo turquesa o un azul raro y de ahí al vestido negro de noche para la cena de gala en la Casa Rosada e hizo que, con tanto cambio de guardarropa, seis presidentes latinoamericanos se fueran antes de concurrir a la cena en la Casa de Gobierno. En uno de sus habituales caprichos, Cristina se quedó de más en el desfile, bailando al compás de una murga, para luego ir en helicóptero a Olivos, tardando una hora para que Alberto Sanders le batiera y le semi-recogiera el cabello para ponerse un vestido negro con medias negras y zapatos de igual color. Habitualmente usa todo engamado, con la característica de los tacos de más de 10 centímetros, debido a su escasa altura, y su sello inconfundible: pintura en la cara y en los ojos que se superpone desde el violeta furioso al negro nocturno.
“A diferencia de los tres primeros atuendos, donde tuvo el mismo peinado y no había necesidad del batido y semi-recogido que demora más de una hora, esto último se produjo cuando había presidentes de seis países esperando para la cena de gala. Así fue que el matutino brasileño Folha de Sao Pablo destacó la cara de disgusto del presidente Lula cuando Cristina bailaba al compás de la murga mientras la esperaban para cenar en la Casa Rosada. Pero ya sabemos que nuestra presidente se cree que es el ombligo del mundo. Hasta ahora, los demás mandatarios se volvían a sacar la foto nuevamente porque ella llegaba siempre tarde, por la maldita pintura o porque no sabe caminar con tacos tan altos debido a su edad. En la cumbre de Madrid, ya señalamos que llegó entre las primeras y tuvo que esperar. Entonces, cuando vio a la premier finesa, señalando su celular, le dijo: "This is Nokia", a tres metros de distancia, ya que no podía hablar con ella porque no sabe inglés y tenía miedo de que la finlandesa le hablara de tecnología o cosas complicadas para su escaso nivel intelectual. En todas las fotos que tomamos del diario La Nación (ver nota aparte) se ve claramente el desborde de pintura en la cara y en los ojos, producto de que en cada cambio de modelo aparece una nueva capa de pintura, pareciendo capas geológicas”.