La inalcanzable isla de San Borondón

Por Ireneu @ireneuc
Cuenta la leyenda que al oeste de las islas de El Hierro y La Palma (las más occidentales del archipiélago canario) existe una isla que, de tarde en tarde, se deja ver entre la bruma y que es imposible de alcanzar, a pesar de saber exactamente donde se encuentra. Esta isla, de la cual se tiene noticia desde tiempos inmemoriales, ha sido uno de los grandes misterios de la navegación dados los innumerables testimonios que dan razón de ella. Se han hecho expediciones oficiales para encontrarla e incluso ha formado parte de tratados políticos. Se trata de la misteriosa y esquiva isla de San Borondón.

Plano de San Borondón

San Borondón es tan real en el imaginario popular que incluso se le ha hecho una descripción física detallada. Ésta isla, situada a unas 100 leguas de El Hierro y a 40 de La Palma, tiene unas 87 leguas de largo y 28 de ancho. Está caracterizada por tener dos picos prominentes con un valle entre ellas que las separa. Eso sí, no intente ir a visitarla, solo se llega si la isla quiere que usted la visite; de otra forma, simplemente no la encontrará.

El viaje de San Brendan

El nombre de San Borondón (también llamada Inaccesible, Non Trubada, Encubierta, Perdida -¿les suena Lost?-, Encantada...) viene de la deformación del nombre de San Brendan de Clonfert, un monje irlandés del siglo VI d.C. que con un puñado de acólitos se echó al mar para encontrar la isla del paraíso y, de paso, convertir al cristianismo todas las islas que le salieran al paso. La historias cuenta que en una ocasión encontraron una isla maravillosa, llena de vegetación y agua, en la cual desembarcaron. Hicieron fuego, y San Brendan, consultando las estrellas para saber el rumbo a seguir, se dio cuenta que la isla se movía sola, resultando ser el lomo de una ballena gigantesca. Mezclando la isla de San Brendan y el mito de la isla inalcanzable, y añadiendo el gracejo canario, se llegó al nombre de San Borondón.

Fotograma del vídeo de 2003

A los innumerables testimonios de la "existencia" de esta isla desde antiguo, se suma que se llegó a fotografiar en 1958 con cierta claridad, e incluso grabar en vídeo en el año 2003, lo cual acrecentó, aún más si cabe, el interés en esta misteriosa isla por la comunidad internacional amiga de lo paranormal. No obstante, la ciencia tiene una explicación clara a estas "manifestaciones", ya que el hecho de la extrema rareza en su contemplación, no resulta óbice para tener una razón de ser, y más si cabe en el más desconocido de los ambientes terrestres: el marino  (ver Las misteriosas olas gigantes).

Perfil de la Perdida

La explicación es sencilla, se trataría simplemente de espejismos de las islas más occidentales de las Canarias, sobretodo de la isla de la Palma. Conocido es este efecto en tierra firme, sobretodo en las zonas desérticas, pero este fenómeno no es exclusivo de las zonas terrestres y en las zonas marinas también se produce. 

Esquema de los espejismos

La diferencia de temperatura entre las capas de aire produce que la luz incidente se vea refractada, creando la ilusión a quien lo mira de ver, en una posición muy cercana, una serie de paisajes lejanos cuya posición no corresponde con la realidad. Los paisajes sí existen, pero el aire deforma tanto la posición como la silueta -los acaba por invertir- que se convierten en un nuevo y muy creíble paisaje. 
En este sentido, los avistamientos, al producirse desde las islas hacia poniente, se ubican en una zona concreta del horizonte, pudiéndose hasta cuantificar sus dimensiones con precisión debido a su realismo. Sin embargo, se tienen noticia de avistamientos de barcos que venían de América que ponen en evidencia este efecto de espejismo.

Espejismo marino

En el 1714, un barco procedente de las Indias, avistó en el horizonte la isla de la Palma caída la tarde, por lo que procedió a bordearla y seguir su camino. Al día siguiente, esperando encontrarse con la isla de Tenerife, resultó que se encontró con la isla de La Palma. Por las mismas fechas, otro barco proveniente de América, al atardecer divisó la isla de La Palma, con tal realismo, que hasta los pasajeros que tenían que ir a aquella isla pidieron ser desembarcados. El capitán maniobró en rumbo este para alcanzar la punta Anaga, en Tenerife. A las diez de la mañana divisaron tierra de nuevo, con la sorpresa de que era La Palma, la cual creían haber dejado atrás la noche anterior. Tanto uno como otro testimonio, evidenciarían los espejismos como los verdaderos culpables del mito de la isla fantasma.
Sea uno o sea lo otro, la mitología de la isla de San Borondón ha trascendido los siglos y la razón humana. El desconocimiento del mundo marino ha sido un crisol para todo tipo de leyendas y mitos, habida cuenta la necesidad humana de dar una explicación racional al mundo que nos envuelve. San Borondón, en este sentido, ahonda desde siempre en las profundidades de la mente humana. Una mente humana tan fascinante, inquietante y misteriosa como las inmensidades marinas de nuestro planeta.

Foto de San Borondón publicada en el ABC en 1958


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