La inconsistencia de la censura

Publicado el 21 marzo 2014 por Pixfall

South Park: The Stick of Truth finalmente hizo su arribo, para felicidad de los seguidores de la serie. Sin embargo, este lanzamiento no estuvo exento de polémicas, en especial por la movida de Ubisoft de censurar ciertos pasajes en varios mercados. Y es que con este hecho queda expuesto que el tratamiento que tiene la censura sobre este medio es algo ilógico y, sobre todo, molesto y sin fundamento.

Cuando la industria comenzaba a surgir, el juego Death Race de 1976 fue uno de los primeros en estar en el ojo del huracán, pues permitía al jugador arrollar a transeúntes. Hoy en día tenemos títulos como Grand Theft Auto, Saints Row o God of War, cuyo nivel de ventas asombra, pero que no han sufrido el corte inmisericorde de la censura.

Juegos como Grand Theft Auto V o Far Cry 3 nos permiten protagonizar escenas de tortura, en las que el jugador es quien controla el nivel de castigo infligido. Otras franquicias populares como Gears of War, con sus sangrientas ejecuciones o Mortal Kombat con sus famosos fatalities, también hacen un uso extensivo de la violencia física.

Ahora veamos qué es lo que ocurre con el caso de South Park. Hasta cierto punto es entendible que una escena de un aborto pueda provocar voces a favor de la censura, debido a lo delicado del tema. La cuestión sería mucho más grave si dicha actividad fuera algo obligatorio para el jugador, y en este caso sería difícil justificar su inclusión. Pero, si dicha escena depende de una decisión del jugador, entonces soy de la opinión de que no debería removerse, pues es potestad del jugador el decidir si quiere o no observar dicha escena.

Algo que me sorprendió sobre la censura aplicada a South Park fue lo relacionado con las sondas. A menos que sea una secuencia verdaderamente horripilante, algo que parece poco probable, no comprendo el porqué de su eliminación. En este caso la censura es algo confusa, pues el juego está basado en un show que es ampliamente conocido por su crudeza, su crítica social y su sátira implacable.

Y este es el verdadero problema con la censura en los videojuegos: que comienza a expandirse sin control, convirtiéndose en un concepto sin pies ni cabeza. Por eso hace un tiempo vimos que Dead Island censuraba la portada de su juego por retratar a un zombi en la horca, mientras otros juegos permiten que el jugador torture como parte de sus mecánicas de juego. La pregunta que aquí cabe es ¿es el primero más “censurable” que el otro? Y, siguiendo esta lógica, ¿el tratamiento de estos temas los hace merecedores de ser censurados?

Si la respuesta es afirmativa, y el consumidor está preocupado porque un juego pueda ofenderlo (cosa que queda muy clara, tomando en cuenta el show que inspira el videojuego), la respuesta es simple: no adquirir el título en cuestión. Pero cuando se intenta catalogar un elemento como censurable o no, todo se vuelve inconsistente, confuso y ambiguo.