Es una cobardía como ha declarado Pedro Sánchez, que se permita a las multinacionales presionar y advertir a los políticos que si no pasan por el agujero de la aguja para hilar, activarán toda la maquinaria contra los que no obedezcan sus directrices. ¿En qué país estamos viviendo? ¿Es acaso esto democracia? ¿Cómo se permite investigar a los nuevos políticos de Podemos como si fueran delincuentes rastreando su vida pasada para después compararlos con los mismos que han robado millones de euros de las arcas públicas? Esta no es una España libre, culta y abierta. Pero lo triste de todo esto y que me llena de amargura, es ver como aún existen ciudadanos que votan a unos partidos que no tienen respeto con el lector, que incumplen los programas políticos, que sus palabras se las lleva el viento del engaño y utilizan las instituciones para dar miedo y mantener así una política abusiva que favorece a las grandes riquezas mientras les llena de fango a los ciudadanos que de verdad sostienen un país roto desde hace décadas. Un país envidioso que aún no ha enterrado las graves heridas de su historia y que sin embargo abre nuevas heridas que hunden a la sociedad.
Ira, descontento, frustración, angustia….es lo que siento viendo a un Partido Socialista rendirse a los pies del PP que tanto dolor y sufrimiento ha sembrado en millones de ciudadanos. Un partido que ha dejado de ser socialista y se ha convertido en el felpudo donde se limpian las botas manchadas de fango.
Pero por desgracia, esta es la España de siempre, la dividida, la envidiosa, la que no se pone de acuerdo excepto con el futbol, la que cierra los ojos a la corrupción masiva y ataca la nueva política, la que jamás ha tenido una izquierda unida que pueda hacer frente a la derecha neoliberal, la que se olvida muy pronto de los atropellos institucionales, la que no le importa la subida de impuestos ni el sufrimiento del más pobre, la que busca en su entorno formar un capullo ciego olvidando el mundo. Una España que no aprende de los errores del pasado ni es capaz de unirse para caminar juntos con un proyecto común, renovado, ilusionado, eficaz y lleno de esperanza.
La política en España está hundida en el barro de la indignación, de la desesperación, de ver como se ha robado millones de euros públicos, como se ha jugado con la voluntad de un pueblo, con sus recursos, con su riqueza, con su historia, con su voto. Si yo fuera militante de alguno de los dos grandes partidos políticos, sin duda me daría de baja porque apoyarlos es contribuir con sus políticas nefastas, con su incumplimiento de la Constitución que tanto alardean de cumplirla y que sin embargo la cambiaron para hundir a España en los recortes insolidarios. Más no se puede decir ni más claro tampoco. La incultura política de nuestra sociedad, entorpece el cambio esperado hacia un rumbo más decoroso y prometedor, más de acorde con las sociedades avanzadas. Aún nos quedará ver fuertes tempestades y máxime con el triunfo de un Presidente de los Estados Unidos que niega el cambio climático, que trata a los inmigrantes como delincuentes y a las mujeres como meros objetos de deseo ¿Qué le pasa al mundo? ¿Cómo es que una sociedad que se supone avanzada y primordial en las políticas mundiales como la de Estados Unidos, votan a una persona que desprecia los progresos y avances de las sociedades modernas? Solo puedo comprenderlo si llego a la conclusión que la ceguera de la visión real o global ha sido impuesta en los ojos de los ciudadanos del mundo mediante el miedo y debido a un gran trabajo realizado desde el propio tejido social en el poder de la información manipulada y el trabajo incansable de las marionetas que se encuentran al servicio de las multinacionales.
Y esta es la historia nefasta de una España que siempre ha estado partida en dos y una democracia enmascarada en una Constitución que por un lado quita derechos y por el otro los concede pero no se cumple. Una Constitución violada y manchada de estiércol, donde los grandes partidos políticos incumplen el mandato soberano del pueblo.
PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)