A ver, yo no soy de dejar series, así, en general (mucho me tengo que chinar yo para dejar una serie, en serio), pero a Once le tengo cariño. Y precisamente por eso la veo esperando que me fascine como lo ha hecho antes e incluso le perdono cosas que en otra serie harían que me tirara de los pelos y quisiera quemar la sala de guionistas. Vale, dejando eso claro, voy a analizar lo que ha dado de sí la segunda mitad de la quinta temporada.
La cuestión es que el primer arco, el dedicado a Camelot, me encantó: había un misterio muy bien llevado, los flashbacks están bien utilizados, el giro de Arthur molaba y Merida estaba súper lograda, incluso se atrevieron a sacar a los personajes de su zona de confort. Así, tuvimos a Emma convertida en el Ser Oscuro, a Hook convertido en otro, a Regina abrazando el papel de heroína, al igual que Rumpel que, por fin, hacía frente a su pasado y comprendía que nunca había dejado de ser un cobarde, pese a todo el poder que tenía.
¿El problema?
Que bastaron dos putos minutos para joderlo todo. Así de finamente.
Los creadores de Once tienen un serio problema, lo que se traduce a la serie: no sé si son los tíos más comodones del mundo o unos cobardes del quince, pero no dejan de repetir el mismo patrón una y otra y otra vez. Once se mueve por inercia y da igual lo que pase que todo permanece igual. ¡Echadle huevos, joder! ¡Cambiad la situación, dejad de ser tan obvios y facilones, cojones!
Como decía, bastaron dos minutos para cargarse todo un arco. De pronto, no importaba las lecciones que habían aprendido los personajes, ni sus evoluciones, puesto que quedaron en el olvido como si no les hubieran dedicado once episodios a llegar a una conclusión. Así, de pronto, Regina volvía a tener paranoias con su oscuridad interior, Emma volvía a repetir el error que había destrozado todo en primer lugar, al igual que Rumpel volvió a lo de siempre.
Todo para embarcarnos a un viaje al Inframundo para rescatar a Hook porque, sí, porque él lo vale. Quiero decir, Bae muere y nadie se inmuta, ni siquiera su padre que creó una maldición para encontrarle, pero Hook muere y todos se van de excursión al Inframundo a tocarle los huevos al dios de los muertos.
Mucha lógica el argumento no tenía, pero, bueno, el conocer el Inframundo y explorar la película de Disney basada en la mitología griega apuntaba maneras. Y, a ver, no me entendáis mal, el arco no ha estado mal, se ha dejado ver y no ha sido esa insufrible ristra de sinsentidos que protagonizaron el terrible arco de Queen of darkness.
Eso sí, el arco del Inframundo ha vuelto a caer en algunos fallos que hacen que la quinta temporada haya retomado el esquema de la cuarta: el primer arco estaba muy bien pensado, era emocionante y entretenido, pero el segundo no estaba a su nivel. En este caso, no ha sido un completo desastre, pero sí que se ha notado el relleno y lo mal que han adaptado algunas cuestiones. Joder, que Megara será una de las mejores princesas Disney y Hércules es una película que mola mucho, pero aquí hicieron una cagada monumental.
De hecho, Once parecía haber mutado en Entre fantasmas, con un caso por episodio que acababa con el fantasma de turno cruzando a la luz. Lo malo era que varios episodios eran relleno puro y duro (curiosamente, centrados en los mismos personajes, hola Snow y Hook), aunque sí que ha habido otros que han merecido mucho la pena.
En primer lugar, lo que más me ha gustado, los que han dedicado a estabilizar la relación familiar entre las hermanas. No sólo ha sido interesante, sino que se lo han montado muy bien, pues les ha quedado muy natural y coherente, a pesar de que era algo que necesitaban "forzar" si querían mantener a Zelena como personaje regular, una decisión de lo más acertada. Zelena le da mucha vida a la serie, ella es tan maravillosa como su hermana y, por eso, tenía que jugar ese rol de personaje con mala leche en el bando de los buenos.
De hecho, ha sido Zelena uno de los personajes clave de temporada entre su relación con Hades, el cómo ha conseguido lo que quería (no sólo a su hija, sino tener una familia y ocupar una posición como la de Regina) y el que fuera otro personaje cuyo final feliz no era una pareja, como le ocurrió a Regina en su día.
Y Zelena precisamente ha sido la que ha dado un paso atrás y que ha ocupado el rol de cínica en el dulcísimo grupo aventurero formado por los Charming, mientras Regina volvía a primera plana, recibiendo una hostia de los guionistas que siguen escribiendo con la misma inercia las dos últimas temporadas. Vale, Robin Hood era un soso, eso no lo vamos a negar y todos sabíamos que era el ficus de Once. Sin embargo, joder, ¿por qué tiene que ser Regina la que sufre, mientras que es Emma la que los pone a todos en peligro por egoísmo constantemente y acabe con final feliz? Es que muy justo no es, porque encima no es la primera vez que Emma jode a Regina por hacer lo que le sale de las narices.
Pero, bueno, ha sido interesante ver a Regina lidiar con la situación que la llevó a convertirse en la reina malvada de una manera completamente diferente. Al menos, con alguien sí que conservan su desarrollo, que es algo que a los guionistas de Once no les gusta mucho, ya que prefieren retorcer a los personajes a favor de la acción.
En cierta manera, eso también lo han hecho con Regina otra vez y todo para volver a lo mismo de siempre. Querían traer a La reina malvada de nuevo, porque les encanta recuperar personajes (y luego nunca les funciona, sobre todo cuando empiezan a liarse a recuperar cosas y meter personajes nuevos, que es un fallo tanto del arco de Las reinas de la oscuridad como del Inframundo), pero no querían tocarle mucho las narices a los fans (luego dirán de otros, pero estos señores viven del fanservice), así que se han sacado de la manga el desdoblamiento de Regina. Un poco cogido por los pelos, pero puede dar mucho juego. Ahora habrá que ver si Regina va a ser la única en tener un doble o si se volverán locos y lo harán con otros personajes.
Sería una buena opción para solucionar el problema que ellos mismos se han creado con Rumpel y Belle, la verdad.
Porque lo de los guionistas con estos dos manda huevos. En serio, yo los shippeaba a muerte (Deep skin será mi episodio favorito por siempre jamás) y no es que nunca me haya bajado del carro (¿cabezona yo?), pero lo han estropeado. Lo peor es que en el primer arco de la quinta me convencieron de nuevo, aunque mi gozo en un pozo.
Y es que con Rumpel y Belle siempre, pero siempre, desechan las cuestiones interesantes para repetir una dinámica que cada vez resulta más insoportable. Hubiera sido interesante poner a Belle en la tesitura de elegir entre su apreciada bondad o salvar a su marido de la oscuridad que le estaba matando, al igual que lo hubiera sido el Rumpel de la 5A luchando por su amor e incluso el que hubieran tirado por explorar el hecho de que, pese a lo que ella diga, la oscuridad de él en cierta manera la atrae.
Pero no, mejor poner a Belle siendo el cliché de personaje femenino más grande del mundo (y que más manía me da): la moralista tocanarices hasta cuando la vida le va en ello. Que manda narices que Hades pueda arrebatarle a su hijo y ella está más pendiente de hacer el bien y mantener su alma intacta que de ser efectiva a la hora de salvar al bebé. Y mejor poner a Rumpel como ese malo que no termina de ser villano.
Porque, claro, es más fácil tenerlo en esa rutina y hacer que estemos hasta las narices, que buscarse nuevos modos de enlazar arcos argumentales. Ahora mismo, sin Rumpel no sabrían cómo hacerlo, ya que ha sido él quien ha unido todos los puñeteros arcos: Rumpel trae la magia a Storybrooke, Rumpel provoca que Zelena vaya a por ellos en la tercera, Rumpel abre el portal temporal al matarla y es él quien tiene a Elsa presa, es Rumpel quien trae a Las reinas de la oscuridad y quien crea, en cierta manera, al Dark swan, es él quien lleva a Emma al Inframundo... Vamos, que podemos decir que Rumpel es el motor de la serie y el que siempre provoca que los demás se enfrenten a lo que sea.
En el final de temporada, además de verlo enfrentándose a todos por despertar a Belle, ha sido quien ha cedido Storybrooke a Mr. Hyde a cambio de salvarla.
Una vez más, hay que hacer concesiones para creer el argumento: desde que el padre de Belle prefiera dejarla (a ella y su futuro nieto) eternamente dormida porque, venga, si tiene que esperar a que un ser inmortal muera pues... eso, que no la despierta; hasta el hecho de que Rumpel vaya a por Henry. Bueno, a decir verdad, la relación entre Rumpel y Henry es algo en lo que prefieren no ahondar mucho, no vaya a ser que sea todavía más descarado que Rumpel vaya a la suya. Pero, venga, un hombre que se siente tan culpable por lo que le hizo a su hijo y que ha hecho todo lo que ha hecho para recuperarlo, ¿va a tratar así al único hijo de éste? Pues mucho sentido no tiene.
Pero, bueno, al menos el season finale ha sido súper entretenido y la combinación de Emma y Regina es la que mejor les funciona y ver al doctor Jekyll y Mr. Hyde ha molado mucho. Al igual que lo han hecho el final de la trama de Camelot (mira, el destino de Arthur sí que tenía sentido) y también el que se salieran de lo habitual con el one true love de Ruby y lo natural que ha sido hablar de su bisexualidad. Además, les quedó una historia muy mona, aunque yo quiero que le busquen una novia a Mulan, ¡ella lo merece, tíos!
Pues, eso, que el final de temporada le ha dado mil vueltas a los diez episodios anteriores, que deberían dejar de traer regresos a mansalva porque nunca les funciona (mucho regreso, pero el episodio 100 fue un cagarro) y tengo ganas de ver qué depara la sexta temporada con Mr. Hyde adueñándose de Storybrooke, La reina malvada buscando venganza y Rumpel yendo a por la forma de salvar a Belle (a lo mejor acaba siendo tomar el elixir y separar a Rumpel del Ser Oscuro y así Belle por fin puede estar con él y, eh, me parece bastante probable porque pinta que la sexta podría ser la última temporada).