Zeus buscó un lugar seguro para el parto, para ello recorrió Tracia, la Ática, las islas de Eubea y otras islas del mar Egeo. Finalmente Leto encontró un lugar propicio, en la isla de Ortigia. Heras de forma tenaz trató de impedir el parto, enviando la poderosa Pitón contra Leto. Gracias a Posidón Leto quedo guarnecida en una cueva de un acantilado, oculta por las olas que había creado el dios del mar. A Pitón no le quedó más remedio que volverse a las boscosas laderas del Parnaso renunciando a su presa.Apolo nació en la isla, además como sietemesino, aunque contaba con las atribuciones de un dios, y esta cuestión, sin lugar a dudas, favorecía un rápido crecimiento. Sin olvidar el tradicional papel de la familia, en su caso no fue alimentado por leche materna, se procuró que estuviera a siempre su lado Temis, que lo alimentó con néctar y ambrosía que acopiaba del mismísimo Olimpo. Tan sorprendente era el crecimiento que ya en su cuarto día pidió un arco, que Hefesto se encargó de fabricarle a su medida.Hefesto, el dios herrero, era tan débil al nacer, que Hera, su madre, decidió desembarazarse de él y lo arrojó a los abruptos precipicio que van a parar a las aguas del mar, Sin embargo cayó en el mismo mar y sobrevivió, ¡Sea la fortuna reconocida!, porque a pesar de sus deformidades cobijaba un enorme talento en sus manos.
Porque aunque vivan alejados del mundano ruido, Apolo sigue guardando esa eterna juventud y todos sus encantos y cuando la tristeza le embarga por el amor que nunca conoció, de su lira salen notas como suspiros llenos de heridas, que llena su ojos de lágrimas que corren por su cuerpo y llegan a la tierra, hasta los ríos y los arroyos y cuando los enamorados se prometen amor cerca de sus cauces, hacen que sus lazos perduren a lo largo de toda sus vidas, dejando llena de melancolía sus almas eternamente.
MITOS Y LEYENDAS CLÁSICOS