La Infanta imputada. La monarquía muy tocada (por Arantxa)

Publicado el 05 abril 2013 por Imperfectas

La Infanta Cristina y su marido en los buenos tiempos

Desde que ayer se conociera que el juez Torres ha imputado a la Infanta Cristina en el caso Nóos la monarquía española ha sido tocada por el sistema judicial. Más bien diría que herida en sus centros vitales. Bien es verdad que el marido de la Infanta ya conoce de sobra lo que es pisar un juzgado, de hecho hace tiempo que Iñaki Urdangarín fue apartado de la agenda oficial de la real familia debido a sus problemas judiciales, pero Cristina de Borbón y Grecia es infanta de España desde su nacimiento, desde la cuna, y su destino no llevaba esto escrito.
La mano de la justicia llama ahora a su puerta. Se la presuponía intocable, quizás ella misma se creía por encima del bien y del mal, privilegios de su sangre azul, y ahora resulta que tiene la sangre tan roja como todos los demás.
No está claro que Cristina de Borbón y Grecia acabe declarando, pues se ha admitido a trámite el recurso de apelación que el fiscal anticorrupción de Baleares ha presentado en la Audiencia de Palma en contra de la citación de la Infanta, pero la imputación marca un importante punto de inflexión y coloca en una delicadísima situación a la institución monárquica.
Nos os quiero aburrir con los vericuetos legales, pues sé poco de leyes. Lo que sí parece claro es que la Familia Real no está ya por encima del bien y del mal. Y en este momento especialmente crítico es cuando muchos empiezan a despertar de un largo letargo y en los foros, en las redes sociales, en las tertulias políticas  en la calle, empiezan a ser muchas las voces que se preguntan por qué tenemos una monarquía. Es más, son bastantes los que quieren que con sus impuestos no se mantenga a la familia real.
A muchos españoles les duele el bolsillo en estos momentos de crisis, y del caso Noos, aparte de la corrupción y el tráfico de influencias, lo que les cabrea sobremanera son los millones que pudo embolsarse Urdangarín de manera ilegal, presuntamente. En general al pueblo llano y soberano le molesta la buena vida, el lujo y los viajes de los que disfrutan los Reyes y sus hijos, a costa de los impuestos que pagamos todos.
A mi, desde hace muchos años me parece que democracia y monarquía, aunque sea ésta parlamentaria, no maridan bien. Desde que tengo uso de razón política, (y os aseguro que era  muy jovencita), he encontrado un auténtico despropósito que la democracia sostenga un régimen monárquico, pues éste es, en esencia, antidemocrático, por vitalicio y por hereditario.
Considero, después de haber leído mucho sobre el tema, que Juan Carlos de Borbón jugó un papel importante en la Transición y eso queda para la historia. Pero su momento ha pasado ya. La democracia  superó un golpe de estado y está plenamente consolidada. Carencias tiene muchas, pero desde luego no me cambiaría por los ciudadanos del Corea del Norte.
Para muchos  es hora de que el Rey ceda el testigo, es decir, que abdique  en su hijo Felipe, pero no para otros. Los españoles estamos mayorcitos y somos maduros, unos más que otros, para elegir si queremos un régimen monárquico o republicano  Y esto último no debe confundirse con la dictadura del proletariado o los extremismos de izquierdas. Se trata de preferir un sistema político frente a otro, simplemente. Cuestión que asusta a los dos grandes partidos de este país.
Hay quien dice que si algo funciona mejor no moverlo. ¿La Casa Real está a la altura de las circunstancias? ¿Se aprieta el cinturón como el resto de los españoles? La monarquía tiene a estas alturas poca credibilidad moral, incluso para los monárquicos más aguerridos. El debate sobre un nuevo modelo de Estado va cobrando fuerza.
¿Alguien se atreve a ir más allá? Pongamos que hablo de referéndum. Pongamos que hablo de que los españoles decidan. Eso también es parte del juego democrático. Pero nadie se atreve a abrir ese melón.