Y bien. ¿Qué es una infección de orina o también llamada, infección del tracto urinario (ITU)? Es aquella que afecta a cualquiera estructura desde la uretra hasta los riñones. Hablamos de infección urinaria baja a aquella que afecta a uretra y/o vejiga, y la la infección urinaria alta o pielonefritis a aquella que afecta a los uréteres y al riñón.
La infección de orina suele estar producida por bacterias, especialmente la E.Colli, la responsable del 80% de los casos. Esta bacteria procede de la flora de las heces y del área perianal. La ITU es la infección bacteriana constatable más frecuente en la infancia. Es más frecuente en las niñas, por tener una uretra más corta y ancha(excepto en el primer año de vida, donde es más frecuente en los varones).
Una ITU en un recién nacido o un lactante puede dar síntomas de lo más inespecíficos: fiebre, irritabilidad, rechazo de las tomas, letargia, vómitos, o retraso en el crecimiento. Según el niño va creciendo, los síntomas se van pareciendo más a los del adulto: cambios en la continencia urinaria (un niño que antes era continente, puede dejar de serlo), dolor abdominal, dolor de espalda, disuria (molestias al orinar), polaquiuria (micciones más frecuentes), sensación de que la orina "huele mal o es más turbia"...
El diagnóstico se basa en primer lugar en la recogida de una micción para la realización de unos análisis rápidos que nos puedan orientar hacia una infección: la tira de orina y/o el sedimento de orina. La presencia de leucocitos o nitritos positivos en la tira de orina, y leucocituria y bacteriuria en el análisis de orina, son compatibles con una ITU.
Sin embargo, la prueba definitiva de que existe una infección de orina es un urocultivo, resultado que tarda 48-72 horas en obtenerse.
La recogida de orina puede variar según la edad del niño o su sintomatología (necesidad de tratamiento inmediato y/o fiebre elevada). Si el niño es continente se recoge una muestra de la mitad del chorro miccional. Si es menor de dos años, se puede hacer "al acecho", bolsa, sondaje o incluso punción suprapúbica (pinchar con una aguja directamente en la vejiga), siendo este último método el más fiable por ser el más estéril.
El tratamiento de la ITU es el tratamiento antibiótico, que puede ser por vía oral o intravenosa, dependiendo de la edad del niño, la presencia o no de fiebre, signos de gravedad, presencia de uropatía o reflujo vesiculo ureteral previo... y puede durar de 3 a 10 días. Lo habitual es que en las primeras 24-48 horas desde el inicio del tratamiento antibiótico se note ya una mejoría en la sintomatología del niño.
Habitualmente las ITUs no tienen consecuencias perjudiciales a largo plazo, especialmente si no son frecuentes y sólo afectan al tracto urinario bajo (cistitis). Sin embargo, en los niños más pequeños, las infecciones repetidas no tratadas pueden dar lugar a cicatrices y lesiones en los riñones que pueden dañarlos y afectar a su función.
Tras una infección de orina es habitual la realización de pruebas complementarias. La primera prueba a hacerse, bien de forma ambulatoria o durante el ingreso, es una ecografía renal.
Este procedimiento muchas veces es motivo de nerviosismo para las madres, ya que piensan que algo malo tiene que pasarle a sus pequeños para que le hagan pruebas. Sin embargo, en la gran mayoría de las ocasiones, la ecografía resulta ser normal. Se hace para descartar problemas que se asocian con las infecciones de orina, tales como el reflujo vesico-ureteral (reflujo de orina desde la vejiga hasta los ureteres y a veces hasta los riñones), malformaciones obstructivas, dilatación del tracto urinario...
A los 6 meses puede realizarse una gammagrafía renal, útil para detectar posibles cicatrices o lesiones residuales en el riñón.
En cualquier caso el pronóstico en la mayoría de los casos es favorable.