Revista Cultura y Ocio

La información y las noticias de la jornada de Inglaterra durante 1588

Por Armadain @lagranarmada
La información y las noticias de la jornada de Inglaterra durante 1588La increíble maquinaria propagandística desplegada antes, durante y después de la jornada de Inglaterra a la que ya tuvimos ocasión de acercarnos en este artículo, es un tema casi inagotable. Ofrecemos ahora una visión general de dos aspectos clave en las guerras de ayer y en las de hoy, la información y la desinformación, elaborada por el historiador Fernando Cevallos con un interesante punto de vista. Ya saben, la información es poder.

Introducción

Tradicionalmente, la Corona de Castilla y el Reino de Inglaterra habían tenido muy buenas relaciones por varios factores, quizá el más destacado fuera la común enemistad con el Reino de Francia. Pero a partir de las últimas décadas del siglo XVI, la situación da un giro de 180 grados.

En unos pocos años el reino insular había pasado a convertirse en una amenaza para los territorios ultramarinos americanos y para los europeos, no sólo para los Países Bajos Españoles, sino que la Península también era destino de los ataques de los corsarios de Isabel. Sir Francis Drake, que actuó en Santo Domingo, Cabo Verde o Cartagena de Indias, es buen ejemplo de la política isabelina de hostigar a la España del momento.

Los planes de invadir Inglaterra empiezan décadas antes, pero no parten del "Rey Prudente", sino del Papa, sin embargo, el monarca le trasladó al Pontífice que no era el momento más adecuado. España estaba centrada en los turcos, a los que se derrotaría en la Batalla de Lepanto en el griego Golfo de Patrás, en 1571 (Francis Kelly, 2020). Pero con el paso de los años la situación cambia, y se "desempolvan" los planes de atacar Inglaterra, don Álvaro de Bazán, don Bernardino de Escalante y don Alejandro Farnesio, entre otros, envían sus propuestas a Felipe II (Geoffrey Parker, 2010).

Se comienza a vislumbrar la empresa de Inglaterra, la llamada en España " Armada Invencible" como defiende Pedro Luis Chinchilla en este estudio. Una acción militar que requeriría de miles de hombres y cientos de navíos, don Álvaro de Bazán estimó 55 000 y 510, respectivamente.

El religioso y marino de guerra cántabro Escalante se decantaba por unos más modestos 120 buques -una cifra muy similar a la que finalmente saldría de Lisboa-. Sin embargo, más allá de la necesidad material y humana, en cualquier acción militar la inteligencia es clave, y es en este punto, donde entra en juego el duque de Parma y sus tres condiciones:

  • Completa dirección del proyecto por parte de España.
  • Asegurar el número de efectivos en Flandes para mantener a raya a los protestantes.
  • Asegurar el secreto.

Como han podido comprobar, la más importante era la última (Parker, 2010) y es lo que más falló durante los dos largos años de preparación. Como ha puesto de manifiesto Jorge Vilas, en 1586 los espías ingleses, dirigidos por Walsingham, ya habían informado a sus jefes de los planes españoles, aunque, es necesario hacer un muy cuidadoso análisis de sí, verdaderamente, tuvieron una ventaja estratégica. (Vilas, 2016). Bien es verdad que Felipe II buscaba generar disuasión frente a Isabel I, y no tanto, una invasión propiamente dicha de Inglaterra, como iré contando a lo largo de este artículo.

La difusión de las noticias en la jornada de Inglaterra

En la época moderna las noticias se distribuían por toda Europa a través de las llamadas relaciones de sucesos, breves textos, manuscritos o impresos, que hablaban de acontecimientos de alta política nacional, internacional o de asuntos cotidianos de los europeos -y americanos- del momento. Nacían de una antigua demanda de noticias, que hundía sus raíces en las cartas de relación medievales (Cátedra García, 1995/Ettinghausen, 2015).

Teniendo en cuenta las relaciones hispano-inglesas y el "ansia", la demanda, por la noticia, por la información, no es nada extraño que el pueblo español quisiera saber de la Gran Armada de 1588. Ya se siguió con atención los acontecimientos de la boda de Felipe II con María Tudor, una católica monarca, con lo que eso significó para nuestros compatriotas del siglo XVI, profundamente, creyentes (López Poza, 2017).

Una búsqueda rápida en el Catálogo y Biblioteca Digital de Relaciones de Sucesos arroja seis resultados, una búsqueda mejor enfocada, nos permitiría encontrar más textos sobre la Batalla de Lepanto. Por el contrario, a lo largo de la investigación previa, sobre la gran Armada de 1588 sólo hemos localizado dos relaciones en español, sin embargo, impresos de propaganda hemos localizado tres en español, uno en francés y otro en inglés. Una de las explicaciones podría ser que a nadie le gusta hablar de las derrotas, otra, la importante carga de propaganda que siempre ha afectado a este importante hecho de armas.

Regresando, a los dos textos que he mencionado, ambos se conservan en la Biblioteca Nacional de España, en la Sala Cervantes. La primera responde al título de: Relación de lo que hasta oy a las cinco de Septiembre, de 1588. A las tres horas después del mediodía, se ha sabido por las relaciones que an venido a Su Majestad: de la Felice Armada en que gía por general el Duque de Medina en la Conquista de Inglaterra (BNE, R/34182/18).

Como pueden observar por la imagen, es una relación impresa -de una única cara-, lo que la hace presentar unas características determinadas. Pese a no tener portada, era habitual la presencia de un grabado, en este caso, la heráldica de Felipe II. Por otro lado, todos los textos impresos estaban obligados a una censura previa por las autoridades civiles, en este caso, por el Conde de Orgaz, el alcalde de Sevilla. Ciudad donde fue impresa por Cosme de Lara, lo que no es extraño, ya que la capital hispalense era uno de los centros de producción más importantes durante la segunda mitad del XVI (Fernández Travieso, Pena Sueiro, 2013/Bouza Álvarez, 2018).

La demanda de noticias hacía que las relaciones de sucesos fueran una manera de rentabilizar las imprentas, ya que, pese al analfabetismo de la época, en muchas ciudades y pueblos había personas alfabetizadas que las leían en alto para una audiencia mayoritariamente que no sabía leer, pero demandaba saber los últimos acontecimientos.

Regresemos a nuestro andaluz y anónimo texto, que es buen ejemplo de dos características clave, veracidad e inmediatez. Empezando por esta última, se consigue por el título, ya que, no sólo se citaba que eran de un día determinado, sino que además se mencionaba explícitamente la hora, las tres de la tarde, generando interés por la última actualización.

La veracidad era algo más complicado, en este caso, siguiendo a Geoffrey Parker estaba desactualizada al momento de ser publicada, destacando que Felipe II ya sabía que la situación no era, para nada, la descrita (Parker, 2010). Esto me ha llevado a plantearme dos hipótesis, por un lado, la publicación de una información desactualizada podría responder a una motivación pecuniaria, como ya hemos mencionado era habitual en las relaciones de sucesos y por otro, habría que intentar realizar un estudio de fuentes para esta, ya que, si no ha aguantado el contraste posterior, cabría suponer que podría tener alguna relación con la propaganda que desarrolló el "Rey Prudente".

Podría tratarse de una manipulación de la opinión pública -aunque, para muchos autores este concepto no es aplicable a este periodo (Bouza Álvarez, 2018)-, no deja de ser algo audaz, y muy propio de nuestros días. Y aunque no puedo dar una respuesta a las dos propuestas, respecto a esta última cosa, no me resisto a comentar, que nuestro mundo contemporáneo no ha inventado tantas cosas como cabría suponer.

Volvamos a las relaciones de sucesos. La segunda, igualmente, anónima, recibe el nombre de: Relación de lo sucedido en la Armada de S[u] M[ajestad] desde que entró en el Canal de Inglaterra hasta lo que se entendía en Dunquerque y Calais a 12 y 13 de septiembre de 1588 (BNE/MSS/19698/15). En este caso, nos encontramos con un texto manuscrito, lo que le confiere interesantes características, veámoslas. Los manuscritos no están sujetos a las limitaciones de la imprenta, por tanto, su estructura es más libre, en este caso, nos encontramos con un título que precede a una información dispuesta en párrafos; por otro lado, los textos escritos eran más fácilmente controlables, según los expertos consultados (Infantes de Miguel, 2017).

Vayamos con las semejanzas. La inmediatez, la veracidad. La primera, como ya hemos visto, se consigue con el título, y en este caso, es mucho más comedida, ya que habla de días, no hay ninguna mención a las horas, es decir, pese a que se siguen tratando de noticias, no busca llegar al último instante.

Vayamos con la calidad de la información que recoge esta relación de dos caras y medias. A diferencia de su contraparte impresa, es bastante exacta, según he visto una vez que la he contrastado, vamos a poner algunos ejemplos. Explica el intento de recogida de los Tercios de Flandes de Alejandro Farnesio en Calais, pero que no se puede realizar porque la Royal Navy lanza brulotes incendiarios, lo que imposibilita el embarque, ya que la Armada española se ve obligada a levar anclas, para evitar que se perdieran los navíos allí reunidos presa de las llamas. Asimismo, también es correcto cuando recoge como la Armada decide dirigirse hacia las frías aguas escocesas para regresar a España (Casado Soto, 1989).

Información y desinformación en España

La propaganda fue usada ampliamente por los monarcas de la época para transmitir mensajes a sus súbditos, pero también a sus enemigos. Había muchas formas, como textos, grabados o estatuas. Felipe II usó la imprenta, tanto para la propia propaganda, como para comunicarse y tener una relación más directa con los súbditos de sus estados. Un ejemplo muy destacado fue la necesidad de desarrollar un programa de legitimación para Portugal, que se había unido a la Monarquía Hispánica por conquista (Schulze Schneider, 2008/Bouza Álvarez, 1998).

La Gran Armada no fue un caso diferente. Su preparación se enmarca en un contexto de sonadas victorias navales durante las últimas décadas, Lepanto, Las Azores. Felipe II y sus oficiales desarrollan una campaña en el que el argumento es el gran tamaño de la flota, autorizándose la publicación de textos para divulgar el potencial de las escuadras allí reunidas. Sin embargo, la campaña, en mi opinión y a la luz de las fuentes consultadas, no fue todo lo eficaz como podría haber sido por dos factores íntimamente relacionados, la falta de secreto y la circulación de estos datos antes de tiempo, arruinando el factor sorpresa.

El primero que vamos a comentar es el siguiente, La felicissima armada que el rey don Felipe II nuestro señor mandó juntar en el puerto de la ciudad de Lisboa en el Reino de Portugal. El año de mil y quinientos y ochenta y ocho. Fue escrito por Pedro de Paz Salas y se conserva en la Biblioteca Nacional de Portugal (BNP RES-1609-3-v), accesible en su biblioteca digital. Presenta dos partes bien diferenciadas, una primera en la que se dan los datos básicos de la flota, mejor dicho, flotas, reunidas en Lisboa, tonelajes, cañones, marinos, infantes de marina..., y una segunda en la que se destacan los bastimentos, suministros con los que contaba la escuadra hispano-italiana-lusa. Todo precedido de un expresivo título, en el que se usa el recurso de la superlación sintética, es decir, el ísima, para darle más empaque, más pegada (Iraceburu Jiménez, 2017).

Este impreso recoge los datos del 9 de mayo, más de dos semanas antes de su partida. Geoffrey Parker y Colin Martin han recogido algunas ideas sobre este texto, que reproducimos a continuación:

"Se suponía que el documento constituía alto secreto, y Felipe II se asustó cuando supo que circulaba impreso incluso antes de que la flota partiera. Este ejemplo de la primera edición española [se refieren a una foto de la página 61] del documento, que se publicó en Lisboa, a los primeros días de la revista, perteneció a Lord Burghley, primer ministro de la reina Isabel. Probablemente, lo obtuvo de uno de los barcos de la Armada que llegaron a ser capturados". (Parker-Martin, 1988, p. 61).

El comentario de ambos historiadores -aunque no dan una fuente concreta- sobre Felipe II, valdría para proponer, que, aunque, se buscaba difundir el poder de la Armada, quizá la intención fuera a unos tiempos algo diferentes a los que finalmente ocurrieron. Por otro lado, habría que analizar si los servicios de inteligencia de inteligencia ingleses tuvieron acceso, y lo más importante, cuándo. Aunque parece claro, más allá de toda duda razonable, que el secreto falló estrepitosamente, poniendo a disposición del enemigo unos planes estratégicos. Más adelante volveremos a él.

Una vez que comenzó a circular esta primera versión, se imprimió una segunda en Madrid, ya después de la partida de la flota, Relación verdadera del Armada, que el rey don Felippe nuestro señor mandó juntar en el Puerto de Lisboa en el Reino de Portugal el año de 1588. Que començo a salir del puerto a los veinte y nueve de mayo, y acabó de salir a los treinta, y se hizo a la vela, que Nuestro Señor la encamine en santo servicio. Se conserva en la BNE (VC/224/15). En este texto se imprimió, además, una transcripción de la autorización del secretario Juan Gallo para su publicación, destacando que había sido revisada por Andrés de Alva, secretario experto que había ayudado al duque de Medina-Sidonia a organizar la preparación de la flota.

De los escritos de propaganda que hemos seleccionado, el que más curioso nos ha parecido es un pliego de cordel conservado en la BNE escrito por Juan de Mesa, originalmente publicado en Lisboa, pero este fue impreso en Burgos. Su nombre es el siguiente: Obra nuevamente compuesta donde por maravillosa orden se cuenta los grandes y bravos bastimentos, géneros y cantidad de carnes y pescados de diversas suertes y maneras que van en la brava y poderosa armada que el rey nuestro señor ha mandado juntar en Lisboa [...] a la cual Jesucristo guarde y de victoria y a su Majestad guarde en su santo servicio. Amén (BNE, VE/193/7). De todos los textos que hemos ido mencionando, este es un romance, es decir, estaba escrito en verso, lo que implica que estaba pensado para ser recitado en alto, de esa manera, no sólo se difundían las noticias, sino que además de divulgaba lo poderoso de la Armada de 1588.

Presenta varios romances que tratan un tema concreto, en los dos primeros se pide la intervención de la Virgen María para asegurar la victoria y se recogen, de una manera sintética, todos los datos de la flota que participó, respectivamente. Mientras que el tercero y el cuarto abordan el tema de los suministros, el primero es especialmente interesante, ya que empieza con la siguiente frase: Oigan todos los nacidos el bastimento sobrado que la fuerte flota lleva del Gran León [Felipe II] esforzado de bizcocho... (pp. 4-5). Finalmente, Juan de Mesa integró un villancico, como colofón, por decirlo de alguna manera, con unas últimas frases muy destacadas: los celestes cortesanos del Cielo rueguen con tino a Jesús, verbo divino, convierta los luteranos, los haga buenos cristianos, que no vayan a la escoria y a Felipe rey de España, les de salud y victoria (p. 8).

Información y desinformación en Inglaterra y Francia

Empecemos con lo más interesante, la propaganda que hicieron galos e ingleses. Estos textos rápidamente fueron traducidos, primero al francés, y luego al inglés. El primero, de autor anónimo, se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia, ha sido digitalizado y lo podéis consultar en Gallica. La segunda se trata de una copia traducida por Daniel Archdeacon de un texto anónimo(s) francés, conservada en la biblioteca californiana Huntingtong y no del todo accesible en ProQuest (podréis acceder sí pertenecéis a una universidad o a otra institución del ramo o podéis intentarlo a través de la web del Huntintong Library.

Voy a comentarlos a la vez. La primera idea es la inexactitud, en los textos españoles se recogen los datos correctamente y han aguantado la comparación con Casado Soto, ya que proponen una flota compuesta por 130 navíos, 57867 toneladas, 19925 infantes de marina, 8050 marinos y 2431, no menos importante, cañones (Casado Soto, 1988). Como ambos textos parten de cantidades alteradas, nunca van a poder considerarse una fuente fiable.

A lo largo de sus páginas se recogen datos mal transcritos respecto a las publicaciones españolas, lo que podría deberse a dos causas, por un lado, inocentes errores de transcripción o de unidades y por otro, podría deberse a un intento de propaganda para maximizar una derrota, aunque para esta última conclusión, habría que saber cuando se publicaron, pero no tenemos ningún indicio, sólo sabemos el año de 1588.

Estos textos no aguantan la comparación, puesto que son habituales las exageraciones y omisiones, daremos algunos ejemplos siguiendo al modelo inglés. De la Escuadra de Portugal, del San Marcos no da el número de cañones, del San Mateo sube su número a 40, cuando montaba 36, pero más sangrante aún es el caso del San Cristóbal al cual adjudica diez cañones más a los veinte que portaba.

Tampoco las dotaciones fueron mejor tratadas ya que se ampliaban o reducían, al último galeón le sumaron doce infantes de marina más, mientras que al mencionado San Mateo le redujeron en cien efectivos su grupo de Infantería de Marina embarcada. El resto de las flotas no salen mejor paradas, apenas hay ejemplos que no tengan ningún dato mal, como la Capitana de Vizcaya, la Santa Ana, a la que han cambiado el nombre, ya que en vez de poner Anne han puesto Angell. Al igual que en el caso anterior, vemos reducciones o ampliaciones, por ejemplo, al Gran grin le suben el número de piezas de artillería de 28 a 36, mientras que a la Magdalena le redujeron su tonelaje de 530 a 330.

En la de Castilla no vemos un solo dato correcto, pero sí dos patrones muy interesantes, en este caso, se ha subido toda la artillería en seis cañones, de 36 a 40 y de 24 a 30, mientras que en los casos que se subía los efectivos embarcados se hacía en una horquilla entre 9 y 30. La de Andalucía presenta una capitana sin nombre e igualmente un ascenso de potencia de fuego de unos 10 cañones extra por navío, junto a alguna pequeña reducción de personal o un aumento desproporcionado de unos veinte.

Los casos de Guipúzcoa y las urcas son muy similares, con la salvedad de que en este último no se mencionan diferentes navíos que si figuran en los documentos españoles. La de Levante también experimenta alzas y bajas a voluntad del autor; en la escuadra de zabras y pataches faltan la mayor parte de datos y en la de galeras de Nápoles los cañones son correctos, mientras que el personal es modificado en unas pequeñas cantidades. Finalmente, la suma final es incorrecta, comparada con la del mencionado Casado Soto y los textos españoles, ya que propone 125 navíos, cinco menos de lo que en realidad partieron.

El posible impacto en la contienda

El divulgar la información se puede entender desde dos prismas diferentes, el del error estratégico y el de la propaganda. Tras haber realizado este breve análisis, mi conclusión es que, pese a que esta información estaba disponible, no podemos afirmar ni que la conocieran, ni que no, con el tiempo suficiente para desarrollar una estrategia de defensa adecuada que les beneficiara. Es decir, sabían que se estaba preparando algo desde 1586, pero no puedo afirmar cuando conocieron la flota propiamente dicha.

Hasta dónde llega este trabajo y a la vista de que el único enfrentamiento medianamente serio fue la Batalla de Gravelinas, en el que por falta de viento los españoles no pudieron combatir, mientras que la Armada Inglesa tampoco se lanzó, sino que fue bastante limitado, se pueden deducir dos ideas: o bien, que los ingleses no aprovecharon esta información para desarrollar una estrategia adecuada o bien, lo contrario, que la propaganda funcionó como buscaban Felipe II y sus funcionarios, que fueron conscientes del poderío de la Armada y decidieron no plantar batalla hasta que los españoles tomaran la decisión de atacarles e iniciar la invasión.

Para proponer mi opinión personal y decantarme por una u otra, voy a dar varios argumentos de la obra del historiador inglés Robert Hutchinson. Éste destaca una acertada valoración del capitán Richard Hawkings que pedía prudencia a la hora de valorar el verdadero impacto del enfrentamiento y un segundo no menos importante, de todas las bajas de la Gran Armada de 1588 sólo cuatro se debieron a Gravelinas, ya que el resto lo fueron por los fenómenos meteorológicos adversos. Por todo esto y sin entrar a valorar que hubiera pasado en un combate serio, concluyo, y siempre en mi opinión, que la propaganda no permitió a los ingleses ganar una ventaja, sino que parece que esta consiguió su propósito y los enemigos actuaron de una manera comedida, sin lanzarse a la desesperada, pese a que tenían una flota más grande (Hutchinson, 2013).

Conclusiones

Felipe II junto a sus oficiales y administradores crean una línea de propaganda basada en una idea fundamental, el tamaño de la Gran Armada de 1588. Seguramente, lo más próximo a las intenciones del "Rey Prudente" fuera únicamente realizar una "gran campaña de comunicación", ya que no buscaban invadir Inglaterra, sino forzar a Isabel I a que dejara de atacar a los legítimos intereses de la Monarquía Hispánica, tanto en los territorios ultramarinos americanos, como en los Países Bajos, en los que se mezclaba política y religión.

No únicamente se buscaba propaganda, sino que también se quería realizar una acción inesperada, lo que obligaba al debido secreto, sin embargo, este no se cumplió, como ponen de manifiesto las quejas que recibe el monarca. En este punto se ha abierto una doble perspectiva, la militar y la de comunicación; que desde las altas instancias se fueran filtrando los sensibles planes para ir generando un contexto de miedo al contrario que le obligue a entablar conversaciones, no sería un error si, realmente, no se quería ir a la guerra, sino sólo general disuasión frente a Inglaterra, lo que constituye un gran error en caso de una verdadera voluntad de combate.

Tampoco es baladí, que quizá los tiempos no fueran los que muestra la propaganda, con la impresión en Lisboa de los datos de la escuadra allí reunidas, sino que se buscaría un efecto sorpresa en el último momento, que Isabel I se viera abrumada cuando viera acercarse a la poderosa flota española. Buena muestra de ello es el mencionado sobresalto de Felipe II cuando le comentan que se están imprimiendo.

Independientemente de la motivación, no tuvieron una gran trascendencia estratégica, debido a que no hubo apenas combates navales. Por todo lo dicho anteriormente, parece que la propaganda cumplió su función haciendo que la Armada inglesa no se lanzara a un combate en toda la intensidad de la que era capaz.

Fuentes y bibliografía

Biblioteca Nacional de España:

Relación de lo que hasta oy a las cinco de Septiembre, de 1588. A las tres horas después de mediodía, se ha sabido por las relaciones que an venido a Su Majestad: de la Felice Armada en que gía por general el Duque de Medina en la Conquista de Inglaterra, 5 de septiembre de 1588, Cosme de Lara, impresor, Biblioteca Nacional de España (BNE), R/34182/18, 1 página.

Relación de lo sucedido en la Armada de S. M. desde que entró en el Canal de Inglaterra hasta lo que se entendía en Dunquerque y Calés a 12 y 13 de septiembre de 1588, 1588, 2 hojas, BNE, MSS/19698/15.

Mesa, de, J., Obra nuevamente compuesta donde por maravillosa orden se cuenta los grandes y bravos bastimentos, géneros y cantidad de carnes y pescados de diversas suertes y maneras que van en la brava y poderosa armada que el rey nuestro señor ha mandado juntar en Lisboa [...] a la cual Jesucristo guarde y de victoria y a su Majestad guarde en su santo servicio. Amén., Burgos, impreso por Santillana, 1588, 8 páginas, BNE, VE/193/7.

Relación verdadera del Armada, que el rey don Felippe nuestro señor mandó juntar en el puerto de Lisboa en el reino de Portugal el año de 1588. Que començo a salir del puerto a los veinte y nueve de mayo, y acabó de salir a los treinta, y se hizo a la vela, que nuestro Señor la encamine en santo servicio, Madrid, por la viuda de Alonso Gómez impresor del rey, 1588, 22 páginas, BNE, VC/224/15, disponible en la Biblioteca Digital Hispánica (consulta: 8 de febrero de 2021).

Biblioteca Nacional de Portugal:

Salas Paz, de, P., La felicissima armada que el rey don Felipe II nuestro señor mandó juntar en el puerto de la ciudad de Lisboa en el reino de Portugal. El año de mil y quinientos y ochenta y ocho, 1588, Lisboa, Antonio Álvarez Impresor,Biblioteca Nacional de Portugal (BNP), RES-1609-3-v, digitalizado en la Biblioteca Digital Nacional (BDN) [consulta: 7 de febrero de 2021].

Biblioteca Nacional de Francia:

"Brief et simple discours des grands appareils de Philippe, Roi d'Espagne, contre le Reine et le Roïame d'Anglaterre; avec ce qui s'en est ensuivi ès mois d'Août et Septembre 1588", en Mémories de la Ligue, contenant les évenemens les plus remarquables depuis 1576, jusqu'à la Paix acordée entre le Roi de France & le Roi d'Espagne, en 1598, Ámsterdam, Chez Arkstée & Merkus, 1758, tomo 3, pp. 60-95, Biblioteca Nacional de Francia-Gallica. [consulta: 8 de febrero de 2021].

The Huntintong Library:

Archdeacon, D., A true discourse of the armie which the King of Spain caused to bee assembled in the hauen of Lisbon, in the kingdome of Portugall, in the yeare 1588. Against England The which began to go out of the said hauen on the 29, and 30 of May, Londres, John Wolfe Impresor, 1588, The Huntintong Library [consulta: 8 de febrero de 2021].

Bibliografía y artículos científicos

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Casado Soto, J. L., "La construcción naval atlántica española del siglo XVI y la Armada de 1588", Cuadernos Monográficos del Instituto de Historia y Cultura Naval, 3 (1989), páginas utilizadas 77-78, el total no está disponible ya que está cortado el documento en la página web de la Armada [consulta: 31 de enero de 2021].

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Iraceburu Jiménez, M., "Lo oral en lo escrito: estudio de lingüístico de las relaciones de sucesos", en Ciapelli, G., Nider, V., (coords.), La invención de las noticias. Las relaciones de sucesos entre la literatura y la información (siglos XVI-XVIII), Trento, Università degli Studi di Trento, 2017, pp. 543-566.

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Schulze Schneider, I., La leyenda negra de España. Propaganda en la guerra de Flandes (1566-1584), Madrid, Editorial Complutense de Madrid, 2008.

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