A la cornisa del Cantábrica y a las cuencas del Ebro, Duero y a veces del Tajo y del Guadiana, les sobra agua, como lo demuestran hoy pantanos en Toledo, que abren sus compuertas y tiran agua al mar porque están a rebosar, mientras la cercana Andalucía tiene que racionar el consumo.
La pésima gestión de las aguas es hoy la mejor prueba del fracaso de la clase política española, merecedora de serios castigos por parte del pueblo y de la Historia.
En España, incluso en las peores sequías, como la actual, hay agua de sobra para que todas las regiones la tengan en abundancia, pero por culpa de los políticos, que ni siquiera han sido capaces en décadas de interconectar las cuencas, regiones como Andalucía y Cataluña están en riesgo de arruinarse por falta de agua y tener que renunciar a sus dos grandes fuentes de riqueza, la agricultura y el turismo.
El Franquismo, al llenar la geografía española de pantanos, hizo más por solucionar la tradicional sequía española que todos los políticos falsamente demócratas, desde que murió Franco hasta hoy.
Andalucía es la despensa de Europa porque produce en sus campos e invernaderos alimentos para toda la población europea, pero quizás ya no lo pueda seguir haciendo porque no tiene agua para regar, mientras en el centro y el norte de España los pantanos, a rebosar, ya están tirando agua al mar-
Y los políticos, miserables y fracasados, andan por ahí con la cabeza alta, mintiendo y ocultando sus miserias, sin recibir el castigo que merecen por ineptos, inútiles y fracasados.
Francisco Rubiales