Tortiellas. Foto de Jackflash, Wikimedia Commons.
Ya han caído las primeras nieves sobre la península. Ya se están registrando los primeros mercurios por debajo de 0º C. No resulta impertinente, por tanto, hablar de estaciones de esquí en una bitácora de viajes como esta, siempre preocupada por ofrecer contenidos acordes con la actualidad. Puede constituir una buena referencia sobre el turismo de esquí el hablar de la estación de esquí de Candanchú, en Huesca, a unos 30 km al norte de Jaca.
Desde hace algunos años, la estación de esquí de Candanchú, en el Pirineo aragonés, ha experimentado una cierta decadencia. Muchos de los expertos en turismo invernal y de esquí se refieren a ella como el «efecto Formigal», en alusión a la estación de esquí de Aramón Formigal, la cual tiene 157 km de pistas esquiables frente a los solamente 59 km de Candanchú. Esta diferencia de superficie esquiable parece ser una de las claves del descenso de demanda turística en Candanchú, ya que no se trata de un problema geográfico: Formigal también se encuentra en Huesca, y a apenas unos 50 km al noreste de Jaca.
Sin embargo, así como Candanchú acusa esa cierta desventaja con respecto a Formigal, también presenta algunas características que la hacen única e, incluso, preferible en ciertos casos. Tiene todas las papeletas para afianzarse como uno de los principales destinos de esquí familiar de España, ya que una zona de las instalaciones está destinada exclusivamente a aquellos esquiadores que se encuentran aprendiendo sus primeros «deslizamientos» por la nieve, generalmente menores acompañados de sus padres y familiares.
Pistas negras y rojas e itinerarios fuera de pista
Las posibilidades de la estación de esquí de Candanchú son numerosas. Muchos esquiadores veteranos gustan de transitar por sus preciosas pistas de elevada dificultad. En total existen 19 pistas rojas y 12 negras, pero también algunos itinerarios fuera de pista que se encuentran entre los más célebres de España, como el Tubo de la Zapatilla y la Loma Verde. La combinación de pistas sencillas para aprender con estas pistas más complejas permiten que Candanchú sea uno de los destinos de invierno más diversificados.
Tubo de La Zapatilla. Foto de Jackflash, Wikimedia Commons.
Para disfrutar de todas estas opciones de esquí en Candanchú no es necesario alojarse en otras localidades relativamente apartadas de las pistas de esquí, como la cercana Jaca —a no ser que nos interese particularmente descubrir su interesante patrimonio monumental— aunque sí es cierto que esta opción permite una mayor movilidad en la región, al cumplir un poco el rol de centro geográfico. Se prefiera lo que se prefiera, la infraestructura de alojamientos de Candanchú no debería constituir un problema: existe una decena de hoteles en la estación de esquí de Candanchú, de diversa categoría.
Además, esquiar en esta localidad oscense posee otras ventajas, como por ejemplo que resulta especialmente difícil que cierren la pista por cuestiones meteorológicas. Su entorno geográfico, cerrado por los diferentes cerros, impide que existan fuertes corrientes de aire. Esto no significa que no se trate de un lugar frío en invierno, con temperaturas que oscilan sobre la media de −1,5º C. Sin embargo, se han llegado a registrar temperaturas de hasta −25º C en invierno y a veces se ha podido ver el lugar totalmente cubierto por la niebla.
Ir a esquiar a Candanchú también presenta otra ventaja: desde 2009, se creó un forfait para practicar el deporte del invierno tanto en Candanchú como en la vecina estación de esquí de Astún, que se encuentra a unos 20 minutos en coche desde la estación de Candanchú. También existen varios hoteles en Astún que quizá nos ayuden a cambiar un poco de aires cuando ya hemos pasado varias jornadas de emocionante esquí en la preciosa y particular Candanchú…
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