Del mismo modo que los presidentes Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, inmensos mediocres de la política venezolana, fueron los principales responsables de la llegada del chavismo, Rajoy, Zapatero, Aznar y Felipe González han sido los artífices del progresivo deterioro de España y quien sabe si hasta de la futura llegada a España de un fascismo con olor a Chaves o a cualquier otro energúmeno totalitario.
La mediocridad es tan profunda que hasta la regeneración despierta sospechas. Ante el pacto, aparentemente regenerador, firmado por Sánchez y Rivera, millones de españoles sospechan que es un mero señuelo porque falta voluntad real de cambiar la sucia política española y porque la regeneración no sirve si no va precedida de medidas drásticas en la reducción del Estado -por ejemplo la supresión de las autonomías-, cuya elefantiasis es económicamente insostenible y es el origen de la mayoría de corrupciones, abusos e impunidades.
Rajoy, uno de los líderes mas mediocres del mundo, es el principal culpable del deterioro español porque él ha sido el último timonel del barco loco de España. Cuando dijo aquella inolvidable frase “Está muy claro: un vaso es un vaso y un plato es un plato”, estaba demostrando la inmensa grandeza de la mediocridad política española ¡Cuando profundidad de pensamiento! Esas palabras son el mejor símbolo de la torpeza de una clase política española, a la que es justo culpar de prácticamente todos los males del país.
A las elecciones del 20 de diciembre se han presentado líderes que tenían que haber dimitido antes de que se abrieran las urnas por su incapacidad de controlar la corrupción, por no haber sabido despertar ilusiones ni esperanzas y porque nunca estuvieron a la altura del cargo. Entre ellos destacan dos: Rajoy y Pedro Sánchez, dos perdedores natos, expertos en tirar por la borda millones de votos, a pesar de lo cual, sus respectivos partidos, integrados a su vez por mediocres sometidos y adictos al privilegio y al botín, mantienen como dirigentes en la cúspide.
¿Que le está pasando a España? ¿Por qué el país avanza hacia el suicidio sin que nadie detenga ese avance enloquecido y absurdo? Felipe González perdió las elecciones porque permaneció demasiado tiempo en el poder y se convirtió en un vulgar mediocre. Aznar era un mediocre arrogante y un poco bobo en política, un sediento de grandeza que alimento la burbuja inmobiliaria hasta que estalló y que eligió como sucesor a Mariano Rajoy, alguien todavía mas mediocre que él. Zapatero fue el campeón de la ineptitud y del mal gobierno, un tipo al que su partido tuvo que pedirle que se marchara porque perdía miles de votos cada día. Rajoy, el último, es un mediocre indolente que no supo aprovechar la poderosa mayoría absoluta que le regaló el pueblo español para que arreglara el país, todo un mequetrefe en la Moncloa que ni siquiera ha sido capaz de percibir que el pueblo español lo quiere jubilar y que hasta es incapaz de sentirse culpable de haber hecho perder a su partido millones de votos en las recientes elecciones.
Gobernada por mediocres desde la muerte de Franco, España, bajo una democracia tan falsa como tramposa e inepta, ha perdido sus ahorros, su industria, su potente armadura moral, su valentía como pueblo y su impulso, convirtiéndose en un país problemático, medio arruinado y con un futuro lleno de nubarrones.
Ni siquiera representa una esperanza repetir las elecciones porque el resultado puede ser aun peor. El pueblo español, todavía mas bobo que sus dirigentes, engañado, confundido y manipulado hasta el cansancio, seguirá siendo una manada que sólo ve el culo de la oveja que va delante, sin ni siquiera percibir la ruina que le amenaza, ni la enorme mediocridad que lo envuelve, ni su deterioro como nación de hombres libres, la misma España, ya lejana, que un día supo impresionar al mundo y ser temida y respetada.