Frédéric Pajak
Este enfoque tan personal no nace de la casualidad: Pajak no mira a Nietzsche y a Pavese como a dos celebridades ajenas a él, no los analiza en el sentido académico —aunque conoce a fondo a ambos—, sino que los observa en su vertiente de hombres intelectuales pero sensibles con los que tiene cosas en común, tal y como explica en el prólogo a esta edición, como la orfandad de padre y el consuelo de Turín. Este vínculo resulta clave para completar el entramado y entender por qué el autor eligió a Nietzsche y a Pavese y no a otros, por qué se recreó en ciertos momentos vitales e ignoró otros, y por qué los ilustró con un estilo que sugiere tanta nostalgia y desamparo, tanto vacío existencial. Si ha creado un género innovador, se debe a la mezcla de novela gráfica, literatura y filosofía, pero también a este aporte exclusivo y subjetivo de Pajak. Por todo esto, no hay nada mejor que comenzar La inmensa soledad sin buscar nada en concreto, solo dejándose llevar por la mano del autor en este paseo asfixiante y, sin embargo, profundamente liberador.