En ocasiones encontramos en las fuentes el término incola, utilizado bastante en la acepción común de ‘habitante’, en sentido despectivo como forastero a Roma, es decir, como inmigrante. Para el jurista Sexto Pomponio, el término incola estaba estrechamente ligado al término domicilium. Por consiguiente, calificaba como incola a aquella persona que adoptaba el domicilium del lugar donde se había trasladado siendo diferente su origen.
Los incolae eran en definitiva los residentes trasladados, es decir, los individuos que trasladaban su propio domicilio a una nueva ciudad o territorio.
Debido a las conquistas que se multiplicaron por las guerras desde el comienzo del S. II, se provocó un gran aflujo de esclavos a Roma, por lo que en pocas décadas la superpoblación de Roma alcanzo consecuencias catastróficas: el hambre se volvió endémico; la población desempleada, ociosa y desarraigada, comenzó a crear problemas económicos, sociales y policiales.Hay pocos ejemplos, en la Antigüedad o en la historia contemporánea, de una ciudad cuya población haya crecido tan desmesuradamente en pocos años como la Roma del Siglo II A.C.
Es difícil calcular la cantidad de habitantes de una ciudad antigua. las cifras de los censos, que tenemos en el caso de Roma se refiere a la cantidad de ciudadanos romanos en edad de portar armas, lo que elimina a las mujeres, los niños, los extranjeros, los esclavos, es decir a la amplia mayoría de los habitantes de la ciudad.Los historiadores están de acuerdo en que a fines de la República la población de Roma se eleva a casi un millón de individuos. Las autoridades romanas se veían inermes frente a la inmigración "salvaje”, por lo que se hace urgente, por motivos de seguridad policial, reducir la cantidad de habitantes, existen decretos que ordenan la exportación masiva de varios millares de miserables.
Por más precauciones que se tomen para alejar lo más posible de Roma a esos "exiliados", y evitar que vuelvan inmediatamente, los resultados son nulos. Vuelven, y aumenta inexorablemente la cantidad de habitantes.Entre los siglos I y II, en Roma sólo se registró un episodio de expulsión en masa de los extranjeros: en el año 6, a causa de una terrible carestía, Augusto ordenó expulsar de Roma a todos los esclavos en venta, a los gladiadores y a todos los extranjeros a excepción de los médicos, los maestros y una pequeña parte de esclavos.Fuentes:
Los bajos fondos de la antigüedad Catherine Salleshttp://anatomiadelahistoria.com/2014/02/ser-extranjero-en-la-antigua-roma/