La inocencia del mundo

Publicado el 10 junio 2012 por Proyectodescritora

Quería escribir en algún sitio sobre esto. Quizás el blog es el mejor lugar porque es algo también que he ido construyendo en varios años pero que a pocos clicks de ratón podría eliminarlo y hacer como si nunca hubiera existido. Por eso es un buen sitio para dedicarle unas letras a esa parte del mundo, efímero, frágil y delicado que no entiendo muy bien como sigue sobreviviendo en este mundo de violencia y destrucción. ¿Cómo puede sobrevivir una mariposa si se podría eliminar con un pequeño movimiento de nuestros dedos? En estos días he visto la inocencia en los ojos de varios seres. Dar de comer de la mano a pajarillos, patos o ardillas es una experiencia que todo el mundo debería vivir. Es gratificante, hermoso. Unirte a la naturaleza y sentirla. Y al vivirla, no puedo dejar de pensar que corren peligro. Que otros humanos pueden aprovecharse  de esa fragilidad ingenua que les hace acercarse a mi mano, y rozarla, y que pueden destruirla con la misma facilidad. Pero algunos humanos también tienen esa inocencia reflejada en las pupilas. Niños pequeños que miran el mundo como si fuera un lugar amable y mágico. Donde aprender y divertirse. Personas disminuídas psíquicas que miran el mundo perdidas. O donde ancianos vuelven a tener esa mirada, y se dan la mano en señal de amor porque es todo lo que tienen. Ojalá no perdiésemos esa inocencia y esa forma de mirar. Ese brillo con el que las cosas son más bellas. No me queda toda esa inocencia, aunque siempre intento guardarme algo y seguir mirando el mundo, aunque solo sea en ocasiones, como la miraba cuando tenía cinco años. La naturaleza saca ese lado y me siento orgullosa de olvidarme de mi edad para poder jugar con palos en un río o a darle patadas a las piñas en un camino de un bosque. Al menos, y cuando todos perdamos esa inocencia pura con los años, consigo conservar esa sensibilidad que me hace querer protegerlo todo y a la vez esa frustración de no poder conseguirlo. Sé que esta parte del mundo, frágil y delicada tiene las de perder. Porque siempre será más fácil destruir que construir, pero que queréis que os diga, sigo prefiriéndolo y yo por mi parte, me quedo a este lado.