Foto:edithbruck
Nuestra mente es una máquina perfecta para etiquetar cosas.
Sólo necesitamos registrar ALGO con alguno de nuestros sentidos para que de forma automática empiece a realizar esta función.Podríamos decir que actúa de esta forma POR DEFECTO (y nunca mejor dicho) o sea sin que tengamos que hacer nada especial para que así suceda. Es una cualidad innata que nos permite RECONOCER y RECORDAR cosas o experiencias que ya se han registrado anteriormente, lo cual suele resultar sumamente práctico, útil y necesario para nuestro día a día.
Si yo pruebo una manzana puedo reconocer su sabor inconfundible. Si yo veo a mi vecino puedo reconocerle y saludarle. Si yo oigo el canto de un mirlo puedo reconocer que se trata de ese pájaro en particular. En estos ejemplos cuando hablo de la función de reconocer realmente me refiero al acto de RESCATAR de la memoria la correspondiente ETIQUETA que en su momento fue creada, lo cual no tiene NADA QUE VER con el alcance de la palabra RECONOCER. Y no tiene “nada que ver” precisamente porque normalmente NO SE VE NADA MÁS ALLA de la propia etiqueta que hemos creado, lo cual es el comienzo de nuestros problemas.
Es decir, confundimos la etiqueta con lo etiquetado, cuando en realidad nunca es lo mismo. Un cartel que nos indica la dirección para llegar a un lugar NO es dicho lugar, sino una forma de llegar a ese lugar.
Reconocer es una palabra que encierra una enorme sabiduría y una invitación a adoptar una actitud profunda hacia la vida. Cuando hablamos de re-conocer nos estamos refiriendo a VOLVER a CONOCER, es decir, volver a empezar como si se tratase SIEMPRE de la primera vez.
¿Entiendes el alcance de esta afirmación?
¿Te imaginas lo que implicaría adoptar semejante actitud con TODAS tus experiencias vitales?
¿Verdad que sería como volver a tener la inocencia de un niño?
RE-CONOCER ES UNA CUALIDAD INNATA DE LA INOCENCIA, la misma que tienen los niños cuando empiezan a explorar el mundo al que han llegado. Inocencia es ver las cosas tal y como son en el momento en que las estás mirando. Para llegar a ver algo TAL Y COMO ES debes prestar atención precisamente a lo que estás mirando y no a la etiqueta que te ayuda a identificar lo que miras.
La diferencia está en que la primera te lleva siempre a la esencia de las cosas, mientras que la segunda sólo se queda en la superficie. Inocencia es ver las cosas SIEMPRE de forma diferente porque TODO ES SIEMPRE DIFERENTE, incluido tú. Luego ser inocente es honrar el principio universal de IMPERMANENCIA de todo lo que existe, porque todo lo que existe siempre está en constante evolución.
Cuando vuelvas a coger una manzana, permite que tu mente rescate la etiqueta que dice “esto es una manzana” pero que sea como consecuencia de la experiencia única que estás teniendo en ese momento presente y no como el recuerdo de una experiencia anterior. PRESTA ESPECIAL ATENCIÓN a lo que está sucediendo mientras RE-CONOCES tu experiencia. Aprovecha la etiqueta que ya tienes pero permítete borrar y re-escribir su contenido CADA VEZ que la usas.
Pronto descubrirás que la actitud de escribir siempre un nuevo contenido de tus etiquetas será lo que te lleve a NO TENER QUE CREAR ETIQUETAS de nada porque NADA MERECE SER ETIQUETADO…
…y entonces descubrirás que tu corazón siempre está abierto a la experiencia que estás a punto de tener. Y esa actitud será lo que te permita vivir cada día como si fuera la primera vez, como si fueras un niño….
…como si fuera tu NUEVA VIDA.
La inocencia es la puerta del corazón y el secreto de una nueva vida.