¿ Fue la política religiosa iniciada por los soberanos en 1480 la causa de la ruína económica de España? Es lo que ha estado repitiendo hasta hace muy poco la tradición histórica: tras verse privada, a consecuencia de la expulsión de los judíos, de los elementos más dinámicos de su población, España, presa en un fanatismo y en prejuicios de otra época, volvió la espalda a las actividades productivas, despreció el trabajo manual, persiguió por medios de la Inquisición la poca burguesía que le quedaba y se refugió en una actitud orgullosa de casta, desinteresándose de todo lo que no fueran valores militares y nobiliarios, y todo lo que está relacionado con ellos: la tierra, la renta de la tierra o, simplemente, la renta.La creación de la Inquisición y la expulsión de los judíos provocaron una paralización pasajera, pero no una catástrofe. Tanto antes como después de 1480, España, o más exactamente Castilla, prosigue una expansión iniciada a comienzos del siglo XV y que se prolonga hasta mediados del siglo XVII, expansión que se ve reforzada por el descubrimiento de América, pero que es anterior a él. Todos los historiadores de economía - Hamilton, Carande, Lapeyre, Pierre Vilar, Felipe Ruiz Martín...- están de acuerdo: Castilla sacó provecho del mercado americano. Sus hombres de negocios dieron muestras de una competencia, de una eficacia y de un dinamismo comparables a los más grandes ejemplos que puedan encontrar en la Europa de la época. En efecto, contrariamente a lo que se ha creído, España se enriqueció durante la mayor parte del siglo XVI, y el mercado americano contribuyó mucho a ese enriquecimiento. Suben los precios y también los salarios; los empresarios, los que tienen explotaciones agrícolas y los comerciantes se benefician de ello. De no ser así, no podrían explicarse las fortunas que se amasaron, y de las que dan testimonio los numeros monumentos, palacios y casas particulares que se encuentran en las ciudades de Castilla, construídos casi todos en los buenos tiempos de prosperidad. En el último tercio del siglo XVI, la expansión comienza a desacelerarse y la tendencia se invierte. A medida que avanza el siglo, el mercado americano sigue ejerciendo una fuerte presión sobre la demanda; los precios españoles son los más elevados de Europa, pero la curva de los salarios muy pronto alcanza la de los precios, mientras que en el resto de países se van distanciando. Esa sería , según Hamilton, la explicación de la especifidad española: en todas partes, la fuerte diferencia entre los precios y los salarios permitió acumular beneficios susceptibles de ser reinvertidos. Esto dio lugar a la formación de capitales y, por tanto, al desarrollo del capitalismo. En España no sucedió nada semejante: al andar a la par las curvas de los salarios y de los precios, los beneficios fueron menores, así como la acumulación de capital; por esta razón España no entró en la era capitalista.
¿ Fue la política religiosa iniciada por los soberanos en 1480 la causa de la ruína económica de España? Es lo que ha estado repitiendo hasta hace muy poco la tradición histórica: tras verse privada, a consecuencia de la expulsión de los judíos, de los elementos más dinámicos de su población, España, presa en un fanatismo y en prejuicios de otra época, volvió la espalda a las actividades productivas, despreció el trabajo manual, persiguió por medios de la Inquisición la poca burguesía que le quedaba y se refugió en una actitud orgullosa de casta, desinteresándose de todo lo que no fueran valores militares y nobiliarios, y todo lo que está relacionado con ellos: la tierra, la renta de la tierra o, simplemente, la renta.La creación de la Inquisición y la expulsión de los judíos provocaron una paralización pasajera, pero no una catástrofe. Tanto antes como después de 1480, España, o más exactamente Castilla, prosigue una expansión iniciada a comienzos del siglo XV y que se prolonga hasta mediados del siglo XVII, expansión que se ve reforzada por el descubrimiento de América, pero que es anterior a él. Todos los historiadores de economía - Hamilton, Carande, Lapeyre, Pierre Vilar, Felipe Ruiz Martín...- están de acuerdo: Castilla sacó provecho del mercado americano. Sus hombres de negocios dieron muestras de una competencia, de una eficacia y de un dinamismo comparables a los más grandes ejemplos que puedan encontrar en la Europa de la época. En efecto, contrariamente a lo que se ha creído, España se enriqueció durante la mayor parte del siglo XVI, y el mercado americano contribuyó mucho a ese enriquecimiento. Suben los precios y también los salarios; los empresarios, los que tienen explotaciones agrícolas y los comerciantes se benefician de ello. De no ser así, no podrían explicarse las fortunas que se amasaron, y de las que dan testimonio los numeros monumentos, palacios y casas particulares que se encuentran en las ciudades de Castilla, construídos casi todos en los buenos tiempos de prosperidad. En el último tercio del siglo XVI, la expansión comienza a desacelerarse y la tendencia se invierte. A medida que avanza el siglo, el mercado americano sigue ejerciendo una fuerte presión sobre la demanda; los precios españoles son los más elevados de Europa, pero la curva de los salarios muy pronto alcanza la de los precios, mientras que en el resto de países se van distanciando. Esa sería , según Hamilton, la explicación de la especifidad española: en todas partes, la fuerte diferencia entre los precios y los salarios permitió acumular beneficios susceptibles de ser reinvertidos. Esto dio lugar a la formación de capitales y, por tanto, al desarrollo del capitalismo. En España no sucedió nada semejante: al andar a la par las curvas de los salarios y de los precios, los beneficios fueron menores, así como la acumulación de capital; por esta razón España no entró en la era capitalista.