La insolencia

Publicado el 25 marzo 2020 por Rubencastillo

Con esta obra, Cristina Morano obtuvo el XI premio José Hierro de poesía, en cuyo jurado se encontraban autores de la talla de Luisa Castro o Félix Grande. Se trata de un libro apolíneo en la forma pero inequívocamente dionisíaco y estremecido en su fondo, en el que la escritora nos habla de un mundo cruel, donde impera “la ética del escorpión” (p.12) y en el que hay que curtirse contra las asechanzas, desarrollando para ello una piel rugosa y protectora (“Céline es un cachorro a nuestro lado”, p.14).Hay aquí poemas como “Dido en las murallas” o “La herencia” que, con leves variantes, ya podían leerse en su poemario anterior. Pero el tono general se ha vuelto más amargo, y los temas progresan en una línea de decepción y acidez que contagia el ánimo del lector. Una pareja de yonquis camina sin prestar atención a su hijo de tres años, que les sigue dando traspiés en el poema “Barcelona Sants”; una mujer tiene que sufrir la vejación de repetir, ante un juez impasible, los infames pormenores de las palizas que ha sufrido; el descubrimiento vergonzante de que “este país ha sido disecado / como un mono / para servir de distracción / a los turistas” (p.17); la ojerosa certidumbre de que “nadie es bueno ni bello a las seis de la mañana” (p.25); o la crónica llena de desesperanza que aparece en “La ciudad en la que voy a morir”, son sólo algunas de las muestras que nos permiten constatar que estamos ante un valiente ejercicio de cirugía (personal y social), cuya mayor virtud consiste en haber dibujado el desgarro íntimo de la autora (que se intuye en cada línea, que se camufla tras cada sustantivo y cada adjetivo) para que los lectores accedan a su territorio de rabia y lo puedan compartir.El mundo puede ser miel, alegría de cisnes o incluso nubes besando el cielo, pero a estos espectáculos no fue invitada la autora, que dice pertenecer con dolor (o tal vez con resignada fiereza) a una “estirpe de chacales” (p.43).