Es bien entrada la noche cuando un servidor se ha puesto a escribir estas líneas. Después de pasarme más de ocho horas delante de una pantalla en el trabajo, lo último que quiero es estar con un ordenador. Por el contrario, llevo una hora dando vueltas en la cama, haciendo un esfuerzo por conciliar el sueño. Estoy nervioso porque mañana toca madrugar de nuevo, y después un largo viaje para ver a mi novia tras un mes separados.
Esta situación, que creo que será familiar para muchos, me ha traido a la mente un libro que recomiendo encarecidamente: “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl. Después de contar su experiencia en los campos de concentración, el psiquiatra hace una breve introducción de la logoterapia, la psicoterapia que él mismo bautiza y desarrolla.
Explica además lo que él define como ansiedad anticipatoria. Resulta que en ocasiones sufrimos estados de ansiedad provocados por una preocupación o miedo a un hecho hipotético que tememos que suceda. Y es precisamente esta misma ansiedad debida a una mera expectativa la que motiva que el hecho se produzca. En mi caso, el miedo a no poder dormir en toda la noche y no poder disfrutar mañana con mi pareja es indudablemente el causante de mi insomnio.
Viktor detalla que para combatir la ansiedad anticipatoria existe una técnica tan simple como efectiva, la cual denomina intencionalidad paradójica. En ella se instruye al paciente a que se ría de sus temores y los enfrente de forma directa, persiguiendo la consecución de aquel suceso que tanto le angustia. Describe como ejemplo, entre otros, el caso de un cliente el cual tenía graves problemas de transpiración. Su consejo fue que cuando pensara que iba a empezar a sudar, luchara con todas sus fuerzas por conseguir la mayor sudoración posible. Para su sorpresa, la ansiedad que le provocaba el temor a un hecho que intentaba evitar se esfumó, y su problema pronto dejó de serlo.
En mi caso, mi descanso dependerá de que enfrente mis miedos, y de que haga un esfuerzo precisamente por mantenerme despierto. Mañana os contaré que tal, buenas noches.