(Fuente: Últimas Noticias - Venezuela)
En Venezuela es una forma de vida, una manera de enfrentar las cosas. Los venezolanos, para bien o para mal, tienen en la existencia del hombrillo una forma de entender toda circunstancia de la vida: Si bien debo ir por aquí, mejor me arrimo por acá que seguro llego antes o seguro llego. La primera lectura es que en realidad los venezolanos, en suelo patrio, no quieren ni les interesa vivir en sociedad. Un canal que se utiliza con casi exclusividad como canal de emergencia suele convertirse en el canal rápido en cuanta vía expresa hay en Venezuela. Con ello podemos asegurar que para que no hagamos tales actos necesitaríamos que los funcionarios públicos encargados estén pendientes o en su defecto generen los castigos correspondientes para intentar reducir la mala costumbre nuestra de “hombrillarse”. Empieza el circulo vicioso, si podemos mojarle la mano al oficial de turno, sabremos salir airosos e inclusive si nos pusieran la mentada multa nos podríamos hacer el loco hasta que algún tramite nos obligue a verificar que se hizo el pago o se venció.(Fuente: Panorama - Venezuela)
Acá es lo cómico, todos decimos que no, bueno que si es una emergencia pero de lo contrario, no lo hacemos. Por Dios, todos nos hemos visto diciendo “coño es que si no llego” y lo mismo cuando no lo hacemos, “mira a ese hijo de puta, por eso estamos así.”(Fuente: Caminos de Convivencia - Argentina)
El problema viene de casa, no solo por la falta de norma o por la falta de la aplicación de la norma. A los venezolanos nos enseñaron que el hombrillo es el resumen de esa viveza que nos apura la llegada al buen puerto. “Hijo no sea guevon” le dice un padre cuando ve que un hijo hace una fila normal o cuando sigue instrucciones que desesperan al padre. Pasó la cuarta república, pasó Chávez, está pasando Maduro y tal vez vendrá Diosdi o Capriles o López o ninguno de los anteriores y tendremos el mismo tema: Si estamos apurados nos arrimamos al hombrillo.(Fuente: El Universal - Venezuela)
Parece un tema pendejo pero esto llega hasta la delincuencia, el límite lo ponemos nosotros. Coño voy a salir a robar – y matar si hace falta – porque no tengo como mantener a mis 5 hijos. Voy a traficar, voy a joder a alguien, voy a hacer dinero rápido porque no hay otra manera. El que no se caló más esto agarro el peor hombrillo, no que sea ilegal más bien es triste, irse a otro país a intentar evitar el hombrillo. Porque hay seguridad pero también porque hay supervisión o vigilancia, como lo quieran llamar.(Fuente: Taringa - Argentina)
El hombrillo certifica que no hay ley o hay como evitar o hay como pagarla. Cuando estamos en el banquillo de los acusados, miramos a cualquier lado menos a nuestra conciencia; cuando vemos a los demás ahí, nos queremos convertir en su conciencia.(Fuente: Soberanía - Venezuela)
El hombrillo es delincuencia, mojar la mano, guisar y todo cuanto los venezolanos hacemos y que justificamos por la razón que sea: situación país, los demás lo hacen, sino me joden y un largo etcétera. De nuevo, si estamos en otro sello del pasaporte, dependiendo de la rigurosidad con la que se aplique la ley estaremos venezolanizando más o menos nuestros quehaceres, trámites y diligencias. El hombrillo es ignorar el tema, es pasarlo por alto, es presumir de superioridad porque entendemos que mientras lo hacemos es un beneficio necesario pero mientras nos jode es la peor demostración de que los venezolanos no tenemos salvación.(Fuente: mobypicture - EEUU)
Los venezolanos somos buenos, pero el miedo a confundirlo con ser pendejo, nos empuja siempre a cagarnos en los demás. Habría que mirar hacia las aulas y los hogares para erradicar en definitiva esa comprensión estúpida de lo idóneo que es ser vivo cuando usualmente rompemos cuanta norma aparece. Lamentablemente nosotros y la próxima generación no viviremos ese cambio, ojala que vuestros/nuestros hijos – donde quieran que se encuentren – se animen a intentarlo.