Título: La interpretadora de sueños.Autor: Rafael R. Costa.Editorial: Espasa, 2014Páginas: 400.
Resumen oficial.
Cuando la joven Sarah Georginas Parker embarca en el Titanic, poco puede imaginar que sus planes cambiarán para siempre. Son los años veinte, una época especialmente dura para una mujer judía con un hijo pequeño en una ciudad como Praga.
Ante las circunstancias adversas que le depara el presente, pone rumbo a Estados Unidos, donde trabajará como interpretadora de sueños, de acuerdo con las enseñanzas de Sigmund Freud. Su gabinete pronto será frecuentado por lo más granado de la alta sociedad neoyorquina y su vida dará un giro.
Sin embargo, al cabo de veinte años, Sarah vuelve a Europa: tiene un asunto pendiente. Pero son los años cuarenta y estalla la Segunda Guerra Mundial.
Impresión personal.
La novela histórica es uno de los géneros que más suelo disfrutar, no hay duda. Pero, si bien, La interpretadora de sueños puede considerarse dentro de este género porque enmarca perfectamente la vida de la protagonista en el periodo histórico en que se desarrolla (1920-1940), lo que más me ha gustado de la novela es la extrema delicadeza con que está escrita. Creo que me hubiera dado igual que el autor me contara unos u otros hechos o que no me contara nada en concreto más allá de los sentimientos y pensamientos de la protagonista. La hubiera disfrutado igual Es una novela escrita deliciosamente, con un estilo pulcro, cuidado y elegante que te llega al corazón en cada frase y con cada párrafo. Creo que he descubierto a un autor al que seguiré muy de cerca por su estilo cuidado y nítido a la hora de contar su historia.
Campo de Concentración de Terezin
Alrededor de todos estos personajes secundarios gira la vida de Georginas y su hijo Rudolf, una vida que va desde la pura supervivencia en Praga al éxito profesional como interpretadora de sueños en los Estados Unidos. Una profesión casi mágica y muy espiritual que trata al resto de las personas desde un punto de vista totalmente diferente. Ha sido muy enriquecedor la lectura de sueños e interpretaciones freudianas de los mismos a lo largo de la novela. Y también la excelente relación entre madre e hijo a pesar de las muchas dificultades vividas.Merece una mención especial en esta novela la estupenda ambientación de la novela. Sólo hace falta mirar su portada para saber qué nos vamos a encontrar dentro. Unas descripciones cuidadas, en algunos casos, sobre todo en relación con Praga, plagadas de un misterio especial. El autor nos pasea en distintos años por barrios como Mala Strana, el barrio viejo o el barrio judío además de los puentes sobre el Moldava en Praga, de tal manera que notamos perfectamente el diferente momento histórico que atraviesa la ciudad en cada una de sus apariciones en la novela. También conoceremos muy de cerca la fisonomía y el funcionamiento del campo de concentración de Theresienstadt (Terezin), su organización interna y el papel de los "kapos" en el día a día de los presos del campo.
En conclusión, he disfrutado muchísimo con esta novela. Ha sido como un cambio de registro basado en la delicadeza de lo escrito. Una historia muy original, muy bien armada, con unos personajes y unos escenarios inmejorables que me han calado muy hondo.