La inversión de la curva de tipos, los mercados tiemblan

Publicado el 16 agosto 2019 por Carlosgu82

Los mercados bursátiles caminan como pollo sin cabeza ante lo que parece ser una señal inequivoca de que la economía podría dirigirse en breve a una recesión. Y, cuál ha sido esa señal? La inversión de la curva de tipos que ha sido mencionada hasta en las noticias.

Para algún despistado que se haya aislado del mundo en las últimas jornadas y no haya sido testigo del despliegue informativo que sobre este tema se ha realizado, procederemos a explicar lo que seguro que conoce por otras crisis.

La curva de tipos

Cuando hablamos de la famosa curva de tipos hacemos referencia al gráfico que representa la evolución del diferencial entre los tipos de interés pagados por la deuda pública a corto plazo y a largo plazo. Simplificando, podemos decir que los inversores pedirán un interés mayor cuanto mayor sea el plazo en un entorno de crecimiento. Pero, cuando no hay confianza en la evolución económica, los inversores prefieren tener el dinero a largo plazo, lo que supone una mayor demanda de deuda a largo, lo que supone que compiten por quedarse con los bonos y baja el tipo de interés pagados por los mismos. Los inversores prefieren la seguridad de un bono a largo plazo aunque les paguen menos.

La famosa inversión de la curva de tipos significa que la deuda del Estado a largo plazo pasa a pagarse a un interés inferior que la deuda del Estado a corto plazo. Ello supone que los inversores no confían en el crecimiento y suele ser la señal de que una recesión está a punto de desatarse. Todo ello unido a otros indicadores que señalan una fuerte ralentización forma una tormenta perfecta.

Las reacciones

Yellen, la anterior presidenta de la Reserva Federal, ha acudido precipitadamente a los medios para quitarle hierro al asunto.

Trump no ha ahorrado calificativos cariñosos hacía la Reserva Federal y, más concretamente, elogios envenenados hacia su presidente señalándole como culpable de lo sucedido. Trump, no lo olvidemos, se presenta a la reelección como presidente de los Estados Unidos el año próximo y es consciente de lo desfavorable que sería una entrada en recesión para sus aspiraciones.

Olli Rehn, gobernador del Banco de Finlandia, ha corrido y casi volado para conceder una entrevista al Wall Street Journal anunciando que el Banco Central Europeo adoptará «medidas contundentes» en septiembre con objeto de resolver la situación. Esta entrevista, evidentemente, se concede con el propósito de tranquilizar a los mercados.

Cuando todas estas altas personalidades del panorama económico internacional han salido a intentar tranquilizar a los mercados, no lo dudes, significa que algo muy grave está ocurriendo y algo aún más grave está a punto de suceder (unos meses, un año).

Las medidas

Trump, ante una situación adversa para sus intereses ya anunció el retraso en la puesta en marcha de ciertas medidas arancelarias contra China y ha reanudado conversaciones con China.

Seguro que Trump redoblará sus presiones mediáticas y políticas a la Reserva Federal para que realice rebajas significativas en los tipos de interés.

El BCE, según la entrevista concedida por Olli Rehn, podría estar dispuesto a reanudar la compra de bonos y recortar el tipo de interés de los bancos así como cobrarles más por el dinero que depositan en el BCE y no inyectan en la economía. Entre otras medidas que se barajan podría estar más préstamos y en mejores condiciones a la banca, no descartándose la compra de otros activos. En mi opinión, más de lo mismo. Pero, esta vez será diferente. Parece que no aprendieron de niños que si aplicas las mismas recetas en similares circunstancias obtendrás el mismo resultado. La única medida distinta si se llega a aplicar, algo que dudo, sería la compra de otros activos.

Los previsibles resultados

Las mismas medidas, con ese derroche de una imaginación al que nos tiene acostumbrados el BCE, dará el mismo resultado que ha dado hasta ahora, ninguno, al igual que sucedió en Japón.

Se insiste en aumentar la masa monetaria y liquidez allí donde no es productiva, en los balances de los Estados a través de la compra de su deuda. Si queremos aumentar la inflación y el crecimiento deberíamos poner toda la carne en el asador en la economía productiva de negocios y consumo. Y, cómo se hace eso? Precisamente, reduciendo impuestos para que la población tenga más dinero que pueda gastar y para que las empresas tengan más recursos para invertir. Y, por supuesto, incentivar a los bancos para que presten a empresas y empresarios rentables y no penalizandoles ya que debilitarlos sólo conducirá a un sistema financiero insostenible que termine quebrando. Y entonces la banca no podrá ser el motor de una economía capitalista que, no lo olvidemos, es dependiente del capital, el cual procede de los bancos.

Seguir pagando las cuentas del hijo derrochador, los Estados, no hará que éste recapacite y decida cambiar de vida para arreglar sus problemas y ser autosuficiente.