Un nuevo estudio piloto en la enfermedad de Parkinson sugiere una nueva era de la investigación clínica que elimina la barrera de la distancia, tanto para los científicos como para los voluntarios. La investigación también podría permitir a los investigadores aprovechar el rápido crecimiento de las pruebas genéticas personales para diagnosticar mejor, y, potencialmente, para tratar, una amplia gama de enfermedades.