Karyn Kusama dirige este film de corte independiente. Will y Eden tienen un pasado como pareja y como padres de un niño. La desgracia llego a sus vidas el día que por accidente falleció su hijo en común. La tristeza los embargó, y llegó a disolver la pareja. Tres años después, Eden ha vuelto a la casa en la que vivían juntos, con nueva pareja y con una extraña alegría. Para celebrarlo, invitan a sus mejores amigos a una cena, con su exmarido incluído. Todo parece muy extraño para Will, pues no se cree la fachada de alegría de Eden, y empezara a sospechar que algo raro ocurre en esa cena de amigos.
Parte del éxito de la cinta (fue la última ganadora del festival de Sitges), radica en su elenco de actores. Semi desconocidos, hacen tan bien su papel, que va muy en favor de la película. Tammy Blanchard compone una Eden perfecta. Aunque parece destilar alegría, sabes por su mirada, por sus gesto, por su pose, que algo raro se ocurre en su cabeza para haber podido alejar la tristeza de la perdida tan fácil. Logan Marshall-Green, al borde de la locura y la paranoia, lo mismo. Destacar también a Michael Huisman por se una cara conocida de Juego de tronos, y sobre todo a John Carroll Lynch, pues aunque participe poco en la reunión, con tan solo unos gestos y unas pocas frases, llega a poner los pelos de punta.