Por Lidia Ferrari
A los afligidos, los débiles, los humillados debemos llevar consuelo, porque nos lo han donado otros cuando lo hemos precisado. Quieren instalar en nosotros una ideología contraria a este llamado.
La Flotilla y las manifestaciones de todo el mundo alzan su voz y su acción porque rechazan ser sumergidos en una ideología de humillar al humillado, de expropiarlo, de someterlo y de gozar de ello. Nos levantamos contra esta pretensión. Entonces, es lícito apelar a lo humano, como resuena en la invocación de Boccaccio. Podemos suspender disquisiciones filosóficas o lacanianas acerca del equívoco de esta apelación. Entendemos de qué estamos hablando.