Hong Kong está formado por cuatro zonas principales:
Isla de Hong Kong,
Península de Kowloon,
Nuevos Territorios que se extienden hacia el continente y las
234 Islas Exteriores.
Nos alojamos en un hotel de la Isla situado entre los distritos de
Wan Chai y
Causeway Bay, una inmejorable zona para moverse cómodamente por toda la ciudad. El primer contacto con aquel hormiguero humano lo tuvimos paseando bajo las luces de neón de la bulliciosa
Hennessy Road, intentando adaptarnos lo antes posible a las multitudes y haciendo una prospección del que seria nuestro barrio durante algunos días. Al cabo de un par de horas ya nos sentíamos como pez en el agua y a pesar del cansancio del viaje, con muchas ganas de sumergirnos de lleno en aquel hervidero.
Los principales barrios y distritos que componen la zona norte de la Isla de Hong Kong son:
Central,
Sheung Wan,
Soho,
Admiralty,
Wan Chai,
Causeway Bay,
Mid-Levels y el
Peak.
El medio más rápido para moverse por la Isla es el metro pero es indispensable realizar como mínimo un trayecto sentado en un peculiar tranvía de 2 pisos. Los 164 tranvías recorren 13 km de la costa norte y absorben un tráfico de casi un cuarto de millón de pasajeros diarios. Son económicos, divertidos y con unas excelentes vistas desde el piso superior. Sin embargo dejaríamos la experiencia del tranvía para los días posteriores; nos habíamos levantado descansados y con ganas de pisar asfalto.
Nuestro hotel se encontraba al final de Wan Chai o al principio de Causeway Bay, dependiendo de como se mire. El barrio de Causeway Bay, un antiguo asentamiento británico en la década de 1840 y puerto de pescadores, es en la actualidad una de las mejores zonas comerciales de Hong Kong construido sobre los terrenos pantanosos del puerto. Caminamos hasta el Victoria Park, presidido por una gran estatua de la Reina Victoria que le da nombre. Con sus 17 Ha es uno de los más grandes y populares de la ciudad y un buen sitio para contemplar las lentas coreografías del taichi.
Seguimos hasta el pequeño
Templo de Tin Hau situado al sudeste del parque. Tin Hau es el nombre de la muy venerada patrona de los navegantes. Prueba de ello es que durante el viaje visitamos nada menos que cuatro Templos que se llaman de igual manera.
Desde Tin Hau, cogemos el metro hasta
Admiralty y justo al salir a la calle tenemos delante el espectacular y original edificio del Banco de China. Nos encontramos en el distrito
Central, sinónimo de altivos rascacielos y de negocio, de bancos y multinacionales, de ejecutivos que huelen a perfume caro y de centros comerciales de mármol.
La Torre del Banco de China se trata de un impresionante edificio de 70 plantas, el tercero más alto de Hong Kong. Para muchos hongkoneses su estructura va en contra de los principios del
feng shui ya que sus cuatro prismas triangulares son símbolos negativos y se oponen a la perfección y prosperidad. Además, su forma ha sido relacionada con el símbolo amenazador de una mantis religiosa comparando las torres de radio con sus antenas. Previo registro, está permitido subir al piso 43 desde donde se disfruta de unas vistas que merecen la pena. Se obtiene una amplia panorámica de Central con el edificio Two IFC en primer plano destacando sobre el resto. También sobresalen otros rascacielos como el HSBC de Norman Foster, Central y tantos otros.
Al descender de las alturas iniciamos una interesante ruta propuesta por la oficina de turismo. Primero nos dirigimos al
Hong Kong Park, coqueto y bien cuidado. Es mucho más pequeño que Victoria Park pero más interesante que este último. Tiene un lago con nenúfares, unas carpas inmensas y muchas tortugas que salen a tomar el sol, amontonadas sobre las piedras. Muchas flores, fuentes, cascadas y grandes árboles que dan una buena sombra. En el parque también se encuentra el
Flagstaff House Museum of Tea Ware que se trata del edificio colonial más antiguo de la isla (1846) y hoy en día expone una colección de antiguos juegos de te chinos. A pocos metros se levanta otro pequeño museo, la
KS Lo Gallery, donde se exhiben algunas piezas de cerámica y una interesante exposición de antiguos sellos o tampones grabados en piedras semipreciosas o sobre marfil. Nos acercamos también a los cercanos
Jardines botánicos y zoológico con diferentes variedades de aves y plantas.
Seguimos la ruta hasta
St John’s Cathedral que aparece como una pulga entre los rascacielos. Construida en estilo gótico, se acabó su construcción en 1849 y es el edificio religioso occidental más antiguo de Hong Kong.
En
Exchange Square se levanta el Two International Finance Centre, conocido como
Two IFC, el edificio más alto de la ciudad y bautizado como “la construcción de Sir Y K Pao” en referencia al propietario de la empresa que lo llevó a cabo. Tiene 88 plantas y se puede subir hasta la 55 para visitar el
Hong Kong Monetary Authority Information Centre, una exposición sobre la moneda, política fiscal o la historia de los bancos. La exposición me pareció un rollo, pero es la excusa perfecta para subir, a pesar de que las vistas no son tan espectaculares como las que se obtienen desde la Torre del Banco de China.
Después de comer seguimos las indicaciones hasta la
Central Escalator, la escalera mecánica más larga del mundo al aire libre. En realidad, se trata de un conjunto de elevadores, cintas transportadoras y escaleras mecánicas que van desde las oficinas de
Central hasta los barrios residenciales de
Mid-Levels a través del
Soho, una animada zona de bares, restaurantes y cafeterías, especialmente por la noche.
Toda la zona está llena de comercios. Caminamos por
Hollywood Rd, donde se suceden una al lado de otra las tiendas de anticuarios y las galerías de arte hasta llegar al
Templo Man Mo, uno de los más antiguos de Hong Kong. Está dedicado a dos dioses: Man Cheung, estadista del siglo III a.C. y venerado como el dios de la literatura, y a Kwan Yu, dios de la guerra. Hay tal cantidad de incienso quemando que a pesar de los potentes extractores, el humo impregna todo el recinto. El incienso que ofrecen los múltiples fieles es en forma de barritas o también en espirales que cuelgan del techo y lo cubren casi en su totalidad.
Al salir del templo cogemos el metro en Sheung Wan hasta Admiralty donde vamos a buscar el
Pick Tram, el conocido funicular para subir al
Pico Victoria, que con 552 metros es el punto más alto de la Isla. En 1885 cuando Phineas Kyrie y William Kerfoot Hughes hicieron pública su idea de construir un funicular, les trataron de locos, sin embargo pronto se convirtió en una de las atracciones turísticas de más éxito. Después de hacer un buen rato de cola subimos a este legendario vehículo que funciona casi ininterrumpidamente desde el siglo XIX. La llegada del funicular desemboca en un gran centro comercial y de ocio, la
Peak Tower, un edificio de siete plantas con forma de yunque, donde también hay varios restaurantes y una sucursal del Madame Tussaud’s. Subimos a la terraza desde donde nos sorprenden unas vistas que cortan el aliento. Cuando llegamos todavía es de día, pero es cuando empieza a oscurecer y se van encendiendo las luces de los edificios que la panorámica va incrementando su atractivo hasta dejarnos con una imagen de postal. Damos una vuelta por los dos centros comerciales:
Peak Tower y Peak Galleria que se encuentra en frente del anterior, y ya cansados hacemos de nuevo una larga cola para coger el tranvía de bajada.
De nuevo en Central, paseamos tranquilamente entre los rascacielos iluminados y las calles adornadas con decoraciones navideñas.
Una de ellas era el
Centro de Convenciones, un enorme complejo construido en 1988 y ampliado sobre tierra ganada al mar para la ceremonia de entrega de Hong Kong a China en 1997. Enfrente está el paseo marítimo donde se levanta la
Golden Bauhinia, una estatua de 6m de altura que simboliza el establecimiento del RAE de Hong Kong. Es el mejor punto de la Isla para contemplar el espectáculo de luz y sonido. A pesar de que no tiene comparación con las vistas que se obtienen desde el paseo de las Estrellas en Kowloon, está bien ver la
Symphony of Lights desde otra perspectiva.
También visitamos el
Happy Valley Racecourse o hipódromo que a pesar de tenerlo al lado del hotel, lo dejamos para el último día.
Los hongkoneses tienen una verdadera pasión por las apuestas y las carreras de caballos es la forma más popular de hacerlo. El hecho más triste de la historia del Happy Valley fue el incendio de 1918 en el que murieron centenares de personas. Visitamos el
Hong Kong Racing Museum desde donde se ve el hipódromo tras unos grandes ventanales. El museo es realmente interesante y original, especialmente para los amantes de los caballos.
Otro punto indispensable de la Isla, especialmente para los amantes del
shopping es la zona de
Times Square en Causeway Bay. A pesar de que me aburre enormemente ir de compras, pasear por las animadas calles como Jardine’s Bazaar, Percival street y alrededores, tiene su punto porque es donde el desmesurado consumismo de la ciudad se eleva a la máxima potencia.
En contrapartida, me satisface enormemente pasear por los mercados tradicionales como el de
Graham Street. En los llamados
wet markets se venden alimentos frescos y se les conoce con este nombre porqué su suelo se riega constantemente para eliminar los deshechos de pescado, fruta y verduras. De cada vez quedan menos debido al temor por la gripe aviar y el gobierno ha cerrado muchos de estos antiguos mercados.
Otro de los mercadillos interesantes en la Isla es
Cat St Market, una calle peatonal donde se mezclan los anticuarios y los vendedores de bisutería barata. Se puede encontrar cualquier cosa, desde estatuas de Mao a monedas antiguas… Todo es cuestión de buscar sin prisas.
Posiblemente en pocos lugares como en la Isla de Hong Kong coinciden dos culturas tan dispares y a la vez tan complementarias: la cultura inglesa del libre cambio y el instinto del chino para hacer negocio.