Si existe un solo rincón en el mundo que se haya sublevado por las injustas consecuencias de la crisis económica, ese es Islandia. El primer país que vivió la explosión de la burbuja financiera fue el primero que decidió, mediante un referéndum, si pagar o no los errores cometido por los bancos. Su no rotundo aún asombra a propios y ajenos, suscita admiración pero también enfado por aquellos que se quedan sin cobrar sus inversiones, veáse Reino Unido y Holanda. Islandia ha dicho que les pagará, pero a ciencia cierta nadie sabe muy bien lo que pasará. Mientras, disfrutemos del maravilloso paisaje que nos ofrece la tierra geologicamente más joven del mundo y aún que continúa formándose.
Islandia se encuentra en el Oceáno Atántlico, al noroeste de Escocia, oeste de Noruega y sureste de Groenlandia. Está compuesta por varios islotes y es un lugar con una gran actividad volcánica y geológica; prueba de ello la dio el año pasado el famoso Eyjafjallajökul.
Mapa de Islandia // Fuente:Guiamundialdeviajes.com
Los primeros habitantes de la isla fueron monjes irlandeses, aunque entre 870 y 930 se produjeron los primeros asentamientos fijos, en este caso, de noruegos. La privilegiada posición estratégica de Islandia provocó que se convirtiera en el puerto de los nuevos descubrimientos, como el que llevo a cabo Erik el Rojo al avistar Groenlandia. El país estuvo bajo el dominio de Noruega hasta el siglo XIV, cuando pasó a manos danesas, así hasta 1918, aunque Dinamarca siguió controlando determinados aspectos. Su historial de ocupaciones no acaba aquí, ya que fue invadida por Alemania en 1940, aunque consiguió la libertad en 1944.
La cultura islandesa es muy rica y cuenta con una tradición propia de los países escandinavos como son las sagas. Las sagas son relatos reales de batallas y hazañas que de una familia durante varias generaciones. Constituyen un motivo de orgullo para las islandeses y se puede comprobar que el idioma no ha cambiado mucho desde entonces. Estas historias sirvieron al pueblo para afrontar las largas noches de invierno, solo de invierno, porque en verano nunca hay oscuridad, parece que el sol brilla eternamente en el cielo islandés.
Su gastronomía también es muy especial. Consumen productos de todo tipo, como el hákarl, carne de tiburón podrida (mínimo 6 meses). El hecho de que no se consuma fresca tiene relación con la cantidad de ácido úrico que tiene. Asimismo hay otros como el svið, cabeza de oveja chamuscada en la que los ojos forman parte del banquete. Aunque parezca mentira, los islandeses también comen cosas más normales como skyr, un yogur desnatado o el harðfiskur, pescado en salazón con mantequilla.
Svið // Fuente: Mightysweet.com
Hakarl // Fuente: Blogs.seattleweekly.com
Fuentes: Food-Info.net, Lonely Planet ,Viajesislandia.com y Visit Iceland.