Ya os había comentado que recibí esta novela gracias a Bloguzz y Random House Mondadori, ¿verdad? Pues empiezo su reseña sin más con una negación tajante: "La isla de los cazadores de pájaros" NO es una novela negra, y una afirmación: ¡Es mucho más! Realmente me ha encantado el libro y espero leer más obras de este escritor novel.
Esta es, como digo, la primera obra de Peter May, dedicado con anterioridad al periodismo y al guión cinematográfico, profesiones que quedan palpables en las páginas de la novela. Su labor periodística queda claramente de manifiesto en la investigación que sobre la isla, su gente, la caza de las gugas y demás hace el autor. Su dedicación cinematográfica puede igualmente comprobarse en algunas escenas que parecen sacadas de cualquier película.
Finlay (Fionnlagh, en gaélico) Macleod, que acaba de perder a su hijo de ocho años, es enviado a Crobost, en la isla de Lewis para investigar un asesinato que se ha producido allí y que guarda ciertas similitudes con un asesinato cometido en Edimburgo y del que Finn se había encargado. Crobost es su lugar natal y del que había huido hacía dieciocho años, buscando en la universidad de Glasgow una escapatorio. El ambiente opresivo de la isla, en donde las distintas congregaciones religiosas protestantes ejercían un férreo control sobre los hábitos y costumbres de los moradores de la isla, se hacía insoportable para un adolescente.
"En su cabeza Fin casi pudo oír los salmos en gaélico. Un extraño cántico tribal, sin acompañamiento, que a un oído poco avezado podía sonarle caótico. Pero había algo maravillosamente conmovedor en ellos. Algo que tenía que ver con la tierra y el paisaje con la lucha por la existencia contra la adversidad abrumadora. Algo que ver con la gente entre la que había crecido. En su mayoría eran buenas personas que hallaban algo único en sí mismas, en la forma en que cantaban sus alabanzas al Señor: una expresión de gratitud por esas duras vidas a las que habían encontrado el sentido. El mero recuerdo le puso la carne de gallina."El asesinato que tiene que investigar es, además, el de un ex-compañero de colegio, Angus Macritchie, un matón con el que Fin y sus amigos habían tenido varios encuentros. Pero al llegar a la isla no se encuentra tan solo con el asesinato, todo su pasado retorna a medida que visita los lugares en los que transcurrió su infancia y adolescencia, y a medida que ve a los viejos colegas (Artair, Marsaili, Calum, Donald,...), todo vuelve como un raudal de recuerdos, aprisionados durante mucho tiempo.
La novela está contada, de forma muy inteligente, con dos narradores diferentes: un narrador obnisciente, en tercera persona, que nos narra la acción en el tiempo actual, mientras que los recuerdos del pasado son narrados en primera persona por el propio Fin.
En muchas novelas los lugares o tiempos en los que transcurre la acción no tienen la menor relevancia; podía haber sucedido en cualquier otro lugar. En "La isla de los cazadores de pájaros", no solo es un entorno; es el entorno, que se convierte en verdadero protagonista de la historia: ese clima frío, ventoso, desapacible y con un mar de grandes oleajes, moldea unos caracteres y unos personajes que configuran la verdadera esencia de la novela. Sin la caza de las gugas (crías de albatros) en la isla de An Sgeir, tradición que doce hombres de Ness llevan a cabo año tras año, nada tendría sentido.
Cazadores de gugas
En cuanto a esta tradición, que es perfectamente descrita, en toda su dureza, en el libro, he de decir que me desagrada sobremanera, como todas esas tradiciones, normalmente mantenidas por los hombres y en las que las mujeres quedan excluidas, y que son un rito de iniciación para los jóvenes y en donde la hombría y el respeto están en juego... a costa de la tortura y muerte de animales inocentes. Evidentemente el autor no cuestiona para nada esta tradición; de hecho, el único personaje de la novela que la cuestiona, un miembro de un grupo ecologista aparece representado como débil, homosexual,... y la manifestación ecologista, apenas mencionada, cutre y sin sentido.
Desde luego, una vez comienzas a leer la novela no puedes parar: la narración es interesante, con esa combinación de tiempos y perspectivas señalada antes, el suspense se mantiene hasta las últimas páginas, con un sorpresivo final, los diálogos son realistas y las descripciones de increíble calidad y precisión. ¡¡Qué más se puede pedir!!