Completando el
análisis de mi anterior colaboración, en el que desmontaba el inmenso decorado
de cartón piedra en el que se sustenta la falsa superioridad moral de la
izquierda en España, con múltiples ejemplos y datos de su aterrador pasado, nos
centraremos en el presente más rabioso –con algunas menciones imprescindibles
del reciente pasado- para constatar que, desgraciadamente, nada ha cambiado en
la manera de actuar y proceder de esta izquierda sectaria, golpista y
dictatorial, que trata de sustituir la democracia por el populismo más radical
de ideologías criminales anacrónicas. Tratan de imponer sus intoxicados lemas
de odio por la fuerza, cercenando la libertad y subvirtiendo la razón por el
fanatismo más extremo, desplazando la serena reflexión y la convivencia
pacífica en un Estado de Derecho en pleno funcionamiento por la tiranía más
sanguinaria y brutal, buscando la confrontación y la aversión más visceral en
lugar de la colaboración para construir, unidos, un futuro mejor.Aunque ya
dejaron claro su forma de ver la democracia en las jornadas previas a las elecciones
del 14 de marzo de 2004 (tras la masacre del 11M), con el caso Prestige o la
guerra de Irak, asediando y asaltando más de cien sedes del Partido Popular,
donde se pudo comprobar que su paradigma es la actuación de sus antepasados en
la 2ª República –no lo pueden remediar pues la cabra tira al monte-,
comenzaremos por la mal llamada Ley de Memoria Histórica, un invento del
inefable Zapatero en virtud de la cual por el mar corren las liebres y por el
campo las sardinas. Un engaño mastodóntico, un fraude ciclópeo sustentado en la
mentira y la tergiversación histórica, por la cual los españoles maman el odio
y espíritu de confrontación, con un discurso y una estética propio de los
regímenes más totalitarios y las orgías identitarias. Esta ley es la
mistificación de los demagogos, que agitan en su provecho el resentimiento y la
división. Una enorme mentira disfrazada de leyenda, que se transforma en historia
por arte de birlibirloque, enfrentando a las dos Españas, favoreciendo a una
parte y machacando a la otra.Qué decir de
ese personaje decimonónico llamado Gordillo y su SAT que, al modo de las hordas
marxistas y arrogándose la representación del pueblo porque sí, asaltan un Mercadona en Écija,
robando 10 carros de comida y agrediendo a una cajera. O la ocupación por la
fuerza del Palacio de Moratalla de Hornachuelos, en Córdoba, donde más de 400
asaltantes de la propiedad privada se bañaron en la piscina del hotel y
prepararon una paella. Desde los 23 años alcalde de Marinaleda, un oasis
improductivo y sectario en el que vivir del dinero de los demás, su modelo es
el régimen bolivariano del fallecido Chávez, como así ha manifestado el
portavoz de IU en el Parlamento andaluz, José Antonio Castro. Un ejemplo de lo
que son ellos, sin duda, con el “¡Exprópiese!” como palabra mágica para sus
intereses abyectos.¿Y Ada Colau y
su PAH?, con sus sicarios y su escrache presionando, acosando y agrediendo a
los del PP, con el único fin de amedrentarles y presionarles para que cambien
su línea de actuación, porque Colau y sus comandos están en posesión de la
Verdad, como lo estaban los Camisas Pardas. Es una activista política radical
que no busca justicia, sino venganza; que pretende convertir las penalidades de
la gente en el germen de un estallido social que derribe los muros del sistema,
instalando ellos su “democracia real”, que todos sabemos de sus “bondades”. Y
uno se pregunta: ¿dónde estaba Colau cuando el gobierno de Zapatero, a través
de Chacón, aprobó el desahucio exprés? Pues cobrando casi 4 millones de euros
para su ONG. No es tonta, no.O la cruel,
repugnante e infame campaña de acoso y derribo a la juez Alaya, que trata de
destapar el caso de corrupción más gigantesco hasta ahora conocido: el de los
ERE falsos de Andalucía. Todo un régimen socialista y comunista, con sus sindicatos
CCOO y UGT a la cabeza, ha sacado y cargado su enorme maquinaria propagandística
para desprestigiar a esta nueva heroína y, al mismo tiempo, ocultar y silenciar
toda mención al caso de los ERE en sus medios afines, con Canal Sur y “El País”
en primera línea. “Pravda” y “Granma” no lo hubieran mejorado. La garantía de
los votos electorales a través de este mangazo descomunal está propiciado por
el mismo sistema, para perpetuar el
régimen totalitario en que se ha convertido Andalucía.Mencionaremos
de pasada, el “asedio definitivo” al Congreso, el próximo 25 de abril,
convocado por la plataforma 25-S. Las palabras de Elena Valenciano de que “la
derecha y la iglesia son una losa para la mujer”, cuando los socialistas se
opusieron al voto femenino en 1931. La ausencia de banderas españolas en los
actos de la izquierda. La exposición de una foto del ministro Wert, con tiros
en la cabeza, en un Centro de Educación de Sevilla. La quema de la casa de un
alcalde del PP de Extremadura, con su familia dentro. La bendición de regímenes
comunistas como Cuba y Corea del Norte o sucedáneos como Venezuela y Bolivia.
La laxitud y el ponerse de perfil con el islamismo, a pesar de sus horribles
crímenes, de la persecución de cristianos y de considerar a la mujer como un
ser inferior. La misma Valenciano, que escribió en Facebook: “Si esto no se
arregla: guerra, guerra, guerra; si esto no se apaña: caña, caña”, sintomática
manera de interpretar la democracia y el Estado de Derecho…Toda esta
repulsiva y disimulada estrategia ¿a quién beneficia? ¿Quién recoge esos
frutos? Pues ese arcaísmo disfrazado de modernidad, de demagogos incendiarios
que es la izquierda española, que atiza y alienta el partidismo sectario de
unos cuantos manipuladores con la malsana intención de crear un nuevo Frente
Popular, para resucitar el famoso cordón sanitario contra el PP que se ideó en
el pacto del Tinell. Se trata de ganar con la intimidación y la violencia lo
que se perdió en las urnas. Esta paleoizquierda que padecemos jamás reconocerá
sus errores y crímenes ni aprenderá de ninguno de sus fracasos, pues las mentes
fosilizadas de esta antigualla envilecida sólo buscan alcanzar el poder a
cualquier precio, no importa el medio empleado. Conviene estar alerta y, sin
embargo, esta sociedad muestra paciencia infinita, sumisión aletargada e
indolente, presa de un pasotismo o resignación que puede llevarnos a tiempos
pasados terribles. El escritor Albert Camus dijo: “La tiranía totalitaria no se
edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los
demócratas”. Estamos avisados.