Naturalmente me refiero a la izquierda verdadera, la que no forma parte del odioso y vergonzoso bipartidismo. Pues sí, hoy parece que las cosas están mejor, al menos así lo dice una encuesta cuyos resultados son muy esperanzados. Se trata de conseguir una alternativa de izquierdas real y para ello parece que la única solución posible es una frente común de partidos y grupos a la izquierda del PSOE.
Sin duda queda mucho camino pero se cumple el primer paso. Los electores de izquierda desean una coalición electoral para parar al bipartidismo que tanto daño ha hecho.
En dicha encuesta es de destacar que:
- Está a favor de esa coalición el 87% de los votantes de Izquierda Unida
- También lo está el 70% de los votantes de Podemos
- Además lo estaría el 33% de votantes del PSOE
- Estarían de acuerdo también un 51% de los abstencionistas de izquierdas
Parece que la gran mayoría de izquierdas se muestra favorable a esta posibilidad, seguramente la única para poder llegar a hacer una política alternativa a la actual. Una verdadera y auténtica política de izquierdas, donde los ciudadanos tengan la última palabra.
La premisa principal –la de que el electorado lo quiera— parece que se cumple. Por otro lado, Izquierda Unida ya ha manifestado por medio del encargado de esta refundación, Alberto Garzón, y de la dirección federal de que su objetivo es converger con los distintos grupos y partidos de izquierdas para poder obtener una mayoría de cambio.
Ahora la pelota está en el alero de otros partidos y grupos que han de decidir su política de actuación, principalmente es el caso de Podemos, aunque su electorado ya se ha manifestado favorablemente a esta unión.
No podemos dejar pasar esta oportunidad. Las elecciones europeas han abierto una posibilidad que parecía cerrada: la posibilidad de una izquierda alternativa. Ahora hay que tener altura de miras y conceder cesiones por las distintas partes para encontrar un tronco común que sea el programa convergente que ilusione a la gente. Hay mucho en común, no lo estropeemos, esta ocasión puede ser la última. Dejarlo pasar sería una irresponsabilidad que no nos podemos permitir.
El electorado ya ha hablado. Ahora esperamos que los dirigentes y militantes de los partidos y grupos pertinentes no fallen y sean capaces de anteponer el bien general al particular. Los cavernícolas de una parte, que quieren conservar sus sillones, y los sobrados de otra, que pretenden ser los únicos salvadores de este mundo, tienen que desaparecer y no obstaculizar este proceso, quizá la última oportunidad. Seamos todos generosos, el acuerdo es imprescindible, porque la suma, en este caso, es una multiplicación.
Salud y República