Fue patético y triste comprobar como el candidato socialista Ángel Gabilondo, todo un catedrático y ex rector universitario, se ha sometido a las estrategias de mentiras y engaños patrocinadas por la izquierda española y por las factorías de suciedad y estafa electoral que fluyen desde la Moncloa.
Un sondeo encargado por Telemadrid concede la victoria a Isabel Díaz Ayuso, seguida de la candidata de Más Madrid, Mónica García. Pero lo más destacado no es quien lo ganó sino quien lo perdió, que fueron Gabilondo y Pablo Iglesias, dos artífices de una estafa llena de mentiras al electorado que al final reconocieron que estaban obligados a "entenderse" para desalojar a la derecha del poder.
El debate fue útil para los ciudadanos porque desenmascaró la estafa e hizo que la verdad reluciera, demostrando que en Madrid se prepara otra alianza PSOE-Podemos para gobernar la comunidad, si obtuvieran la victoria.
La victoria fue, probablemente para la presidente Díaz Ayuso, contra la que disparaba la izquierda entera. El papel de Ciudadanos fue triste porque no pudo esconder su ambigüedad y enorme decadencia, mientras que Pablo Iglesias exhibió, como es habitual en él, arrogancia, populismo y actitudes chulescas de matón callejero.
El debate demostró también que la batalla por Madrid no es autonómica sino nacional y que el país entero se juega su futuro en esas elecciones, donde el sanchismo despliega toda su naturaleza tiránica y sibilina, utilizando la mentira como ariete.
Ayer se vio que el eslogan "Comunismo o Libertad" era adecuado, aunque menos que el de "Mentira o verdad", o quizás "El Madrid decente y próspero contra la estafa del sanchismo".
Bendito debate que permitió ver con claridad que el "sanchismo" más que socialismo es basura antidemocrática de diseño, ni siquiera una estrategia de poder, sino más bien una "estafa" de tomo y lomo, sin respeto a la democracia ni a la ciudadanía.
Francisco Rubiales