‘La jaula de oro’: neorrealismo mexicano

Publicado el 03 diciembre 2013 por Maresssss @cineyear

Enfrentarse a una película mexicana suele ser sinónimo de cine crítico con la realidad que se vive dentro de sus fronteras: pobreza, drogas, inmigración… ‘La jaula de oro’ cumple totalmente con esta labor hacia el espectador, y además de una manera bastante cruda y directa. Cumplir con el tópico suele ser un arma de doble filo para toda película; un campo de minas a sortear por toda historia que no quiera caer en el saco de las películas que nadie recuerda un par de meses después de haberla visto.

 

La cinta narra el periplo de tres jóvenes en su viaje hacia un mundo mejor. Esta idea es tan clara en sus mentes que toda piedra en el camino es un mero trámite hacia su objetivo. Efectivamente la película no descubre nada nuevo en cuanto al tema, no obstante, posee varios aspectos que hacen conseguir una buena película. Así una dirección directa, exenta de efectismos, unida a una fotografía bastante natural, proporcionan una sensación bastante realista.

Como sucedía en algunas películas del neorralismo italiano de los años cuarenta y cincuenta, el peso de la realidad contemporánea hacía que las historias se engrandecieran apoyadas en unos “decorados” (las propias ruinas de la guerra por ejemplo) y unos personajes tan reales como la vida misma. Esto sucede en ‘La jaula de oro’. Sabes que lo que ves es un reflejo de la realidad probablemente mucho más suave que ésta. Sin embargo la película dirigida por Diego Quemada-Diez y premiada en el festival de Cannes al mejor reparto, no acaba de funcionar plenamente en la distancia corta.

Si miramos la película a grosso modo, encontraremos un alegato directo y válido sobre el problema de la inmigración y la pobreza en latinoamerica; pero si nos fijamos en los diálogos ¡, en la historia personal de los protagonistas, ésta se presenta simple y algo repetitiva. Por fortuna la temática está tratada con suficiente acierto como para que la sensación de la historia sea que mejora según pasan los minutos, acabando por convencer con un certero final.

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