La jodida sensación de estar mentalmente bloqueado. Miniguía para superar tus bloqueos creativos

Publicado el 22 noviembre 2016 por Javier Díaz Sánchez @javierdisan

Todos nos hemos enfrentado en alguna ocasión al dilema del folio en blanco, es decir, tener que comenzar un proyecto desde cero. La sensación inicial que nos produce puede ser abrumadora: ¿cómo empiezo? ¿hacía dónde tiro? ¿por qué no se me ocurre ninguna idea que merezca la pena? Si eres como la mayor parte de los mortales, esa jodida sensación de bloqueo te resultará familiar. 

Estos bloqueos creativos son habituales bajo determinadas circunstancias. Algunas causas pueden ser la falta de motivación por participar en un determinado proyecto, la dificultad para entrar en flow o la sensación de que todas tus ideas son poco originales o creativas. En todos estos escenarios la consecuencia suele ser la misma, sentirmos frustrados. Veamos cómo podemos encarar estas situaciones.

1. Bloqueos creativos por falta de motivación

Para afrontar el primer problema, el que tiene que ver con la falta de motivación, podemos recurrir a la introspección, es decir, reflexionar acerca de nuestro propio estado mental e intentar determinar el origen de esta falta de interés. Para ayudarnos en este proceso podemos recurrir a lo que hacen los niños de corta edad cuando intentan explorar el mundo que les rodea y dotarlo de sentido: preguntar por qué. Según Toyota Sakichi Toyoda, el desarrollador de la idea, bastaría con preguntarnos porqué 5 veces (tampoco es que este japonés haya inventado el condensador de fluzo, ¿verdad?).

La forma de aplicar este técnica es comenzar cada pregunta con la respuesta que hemos dado a la anterior. A veces, el origen del problema y la posible solución la encontramos en la segunda, tercera o cuarta pregunta. Veamos un ejemplo. Imagínate que eres parte de un equipo de psicólogos y te encargan que diseñes un experimento para investigar la presión grupal (todo un clásico en la investigación en el área de la psicología social, dicho sea de paso). Resulta que no estas nada motivado así que te preguntas…

  1. ¿Por qué no me siento motivado? porque no me viene la inspiración necesaria
  2. ¿por qué no me viene la inspiración necesaria? porque considero que los resultados del experimento no van a ser relevantes
  3. ¿Por qué no van a ser relevantes? porque contamos con pocos recursos y la muestra de individuos será tan reducida que los resultados serán poco significativos así que para qué esforzarme.

Et voilá! Acabo de encontrar una posible solución. Necesito hablar con mi jefe para hacerle ver la necesidad de aumentar la muestra y que nuestro trabajo y esfuerzo cobre sentido.

2. Bloqueos creativos porque no entras en estado de flow

El flow o flujo es la piedra de toque de cualquier sesión creativa porque significa que estamos totalmente sumergidos en lo que estamos haciendo (hasta el punto de que no ser conscientes del paso de las horas). Es un estado que alcanzamos cuando la dificultad de la tarea, nuestros conocimientos y habilidades para realizarla están bien alineados. Dicho de otra manera, si la tarea es excesivamente compleja o no tenemos suficientes conocimientos para enfrentarnos a ella, sentimos estrés. Si por el contrario, la combinación nos hace percibir el reto como demasiado fácil, nos provocará aburrimiento.

Por tanto, si tenemos la sensación de que estamos de fango hasta el cuello, es decir, en la zona de estrés, tendremos que intentar volver a la zona de flujo. ¿Cómo?Pidiendo ayuda o consejo. Aunque nos cueste trabajo acudir a otras personas en busca de ayuda (a veces por soberbia otras veces por pudor), hay mucha gente dispuesta a compartir sus conocimientos. Además, en un mundo complejo como en el que vivimos, debemos asumir que todos tenemos distintos conocimientos y recursos por lo que somos cada vez más dependientes de las capacidades de otros. 

En el extremo opuesto, es decir, si te aburres como un koala, mi sugerencia es que intentes subir la exigencia del reto probando una nueva habilidad. Esto me trae a la memoria una técnica lingüística que bien podría servir de ejemplo para que explicar mejor a qué me refiero. Se trata del lipograma que consiste básicamente en escribir un texto en el no puedes utilizar alguna letra (o varias) del alfabeto. El grado de dificultad dependerá de la frecuencia de la letra omitida y de la extensión del texto. Veamos un ejemplo en el que he omitido deliberadamente la “a”:

“Es cierto que entre nosotros existe un frío hueco y un horrible universo de emociones que no permite sentir el fuego que nos unió. Un gélido suspiro es lo único que quedó. Por eso me pregunto dónde se esconden los sentimientos que se encendieron el momento en que te conocí. Puede que el destino y el deseo de tenerte no respeten el mismo rumbo.”  

En fin, ya te has dado cuenta de que lo que te propongo es gamificar la tarea para hacerla más divertida. 

3. Bloqueos creativos por tratarte mal a ti mismo

Aunque todos somos personas capaces de tener grandes ideas, la mayoría nos sentimos como unos piltrafillas al compararnos con aquellas personas que tienen ideas brillantes con cierta facilidad. Dicho sea de paso, lo de la facilidad es una apreciación que nosotros hacemos y que en la mayoría de los casos no se corresponde con la realidad. Cómo diría Larry Bird, famoso jugador de la NBA, “cuanto más entreno, más suerte tengo”. La idea de que la creatividad es un don con el que unos nacen y otros no está bastante extendida (te recomiendo leer el post Creatividad: ¿naturaleza o educación?). Algunos creen erróneamente que los momentos eureka vienen como caídos del cielo, sin más. Pero lo cierto es que la creatividad es TRABAJO+TRABAJO+TRABAJO. No existe más secreto que el de la constancia, el esfuerzo y el entrenamiento. En cualquier caso, muchas de las personas que experimentan esa sensación de dificultad y de bloqueo, terminan pensando que el motivo es que no son personas creativas. Y aquí es cuando se activa un diálogo interior que puede ser muy destructivo y erosionante.

Cuando nos decimos a nosotros mismos “vaya, qué torpe soy!!”, “no se me va a ocurrir nada”, “esto es muy difícil para mi”, “no soy nada creativo”, “mis ideas no valen nada”, etc. sin darnos cuenta, vamos creando una imagen distorsionada de nosotros mismos y de nuestra capacidad para superar el reto creativo. Así que cuando te escuches a ti mismo reprochándote por falta de ideas, detente por un momento y piensa que los procesos de creación y de transformación conllevan cierto grado de incomodidad. De hecho, si no te sientes incómodo, frustrado, incluso enojado, entonces es que no estás pensando lo suficiente así que acepta estas sensaciones como parte del proceso creativo.