Bajo el gobierno de Muhammad V el arte hispano árabe alcanzó su máximo esplendor. El Patio de los Leones es su joya.
Si el Palacio de Comares representó un hito en la historia del arte andalusí, el Patio de los Leones significó su periodo barroco, momento tras el cual entró en decadencia y acabó por desaparecer tras la conquista del reino de Granada en 1492.
Éste es el patio que debieron conocer los Reyes Católicos cuando entraron en la Alhambra en enero de 1492. En el Patio de los Leones y en las salas que lo rodean, los alarifes granadinos agotaron todas sus artes decorativas.
Los arquitectos rompieron con premeditación la rigidez y la severidad impuestas en Comares, y edificaron por orden de su señor un palacio de ensueño.
El Patio de los Leones se extiende sobre una planta rectangular dividida en cuatro partes hasta hace poco ocultas por grava y hoy tapizadas de mármol blanco de Macael.
En torno al patio corre una galería, más estrecha en los pasillos largos y más ancha en los cortos. En los extremos abren dos cenadores que penetran en el rectángulo que dibuja el patio.
La galería está sostenida por 124 columnas de mármol blanco de Macael, formando grupos en los ángulos y en las esquinas de los dos cenadores.