La joya de la espada

Por Juan Carlos
Lunes 19 de Octubre de 2015



Orión, el cazador es quizás la constelación más conocida en el cielo, bien colocada en la noche en esta época del año para los observadores en los hemisferios norte y sur, y reconocible al instante. Y para los astrónomos, Orión es seguramente una de las constelaciones más importantes, ya que contiene una de las guarderías estelares más cercanos y más activos en la Vía Láctea, la galaxia en la que vivimos. Aquí decenas de miles de nuevas estrellas se han formado en los últimos diez millones de años más o menos, un lapso muy corto de tiempo en términos astronómicos. Para la comparación, nuestro Sol tiene ahora 4.600 millones de años y aún no ha llegado a la mitad de su edad. Reducido a una escala de tiempo humana, la formación de estrellas en Orión habría estado sucediendo desde hace apenas un mes, en comparación con del Sol 40 años.

Justo debajo del cinturón de Orión, la empuñadura de su espada tiene una gran joya en el cielo, la bella nebulosa de Orión. Lo suficientemente brillante para ser vista a simple vista, un pequeño telescopio o incluso binoculares muestran la nebulosa mide unas pocas decenas de años luz, gas y polvo, iluminado por varias estrellas masivas y calientes en su núcleo, el famoso Trapecio estelar. El corazón de esta nebulosa oculta un secreto para el observador. Hay cerca de mil estrellas muy jóvenes de un millón de años de edad dentro del denominado cúmulo del Trapecio, hacinados en un espacio menor que la distancia entre el Sol y sus estrellas vecinas más cercanas. El grupo es muy difícil de observar en luz visible, pero se ve claramente en la espectacular imagen de esta entrada.

En longitudes de onda visibles, el denso cúmulo de estrellas en el centro es ahogada por la luz de la nebulosa y oscurecida por restos de polvo en el gas a partir del cual se formaron. Sin embargo, en longitudes de onda más largas, estos efectos de oscurecimiento se reducen, y el grupo se revela. Esta esta bella imagen, llena de detalles sorprendentes. Explosiones de gran alcance y los vientos de las estrellas más masivas en la región son evidentes, así como los contornos de gas esculpido por estas estrellas, y con menos detalle finamente los chorros de gas que fluyen de las estrellas más pequeñas.
Fotografía OriginalCrédito: ESO/M.McCaughrean et al. (AIP)