Ya sabíais que tenía muchas ganas de leer este libro desde hacía tiempo, casi, casi desde que Impedimenta lo sacó del horno. Es cierto que la portada tan llamativa que tiene no puede más que llamarnos la atención y que el título, entre simpático y sugerente es otro de sus reclamos, así a primera vista pero, cuando leí el argumento y vi que estaba ambientada en Oxford acabó de ganarme del todo.
El poeta Richard Cadogan siente que necesita aventuras y emociones así que, tras una discusión con su editor, decide irse a pasar unos días de vacaciones a Oxford, poco se imagina que acabará realmente hastiado de tantas emociones ya que, nada más llegar, deberá hacer frente a un asesinato y lo que es peor, a la posterior desaparición del cadáver y de la tienda de juguetes donde él lo encontró. Por suerte, su amigo Gervase Fen acude a ayudarle.
Ya veis, un cadáver que desaparece, una juguetería que, de la noche a la mañana es una tienda de ultramarinos, un poeta algo aprehensivo, un profesor de universidad medio chiflado y con aptitudes de detective, un testamento de lo más estrambótico y una ciudad, Oxford, para acoger todo esto, ¿no os parece interesante?
Lo cierto es que yo lo he pasado muy bien leyendo este libro, me he reído y sonreído continuamente, he conocido personajes encantadores y situaciones disparatadas de lo mas divertidas y he descubierto un misterio que, a cada página, parecía más enrevesado y difícil de resolver.
En algunos aspectos me ha recordado a mi querido Wodehouse, por lo absurdo de las situaciones y porque, en este mundo tan british, aunque tengamos delante a un asesino despiadado, no perderemos la compostura ni la educación y, por supuesto, le dejaremos explicarse.
Esta novela ha sido justo lo que me esperaba, muy propia de la época en la que se escribió, por lo que, a veces, el lenguaje da la sensación de hacerla lenta, pero llena de acción y reflexiones curiosas. La aventura está garantizada y los momentos de máximo peligro se narran con un humor rápido y ágil, algo que hace esta historia aún más atractiva.
Además está muy bien ambientada, cuando la leía pensaba que, para quien conozca Oxford, este libro sería una delicia ya que nos pasea por sus calles como si realmente estuviéramos allí y recorre universidades, pubs o caminos comarcales consiguiendo que nos hagamos una idea muy clara del paisaje que nos rodea.
Desde luego, después de tanto tiempo queriendo leerlo, no me ha decepcionado en absoluto, al revés, me ha hecho pasar ratos divertidos y agradables con su lectura y desde luego, estaré pendiente de otras posibles publicaciones y reediciones de este autor porque creo que aún tiene mucho que decirme.
Un abrazo a todos y nos leemos.