A pesar de las buenas intenciones, surgieron los inconvenientes, las reuniones finalizadas a medias y las actas anuladas. Pero no les quedó más remedio que continuar unidos. Cada pueblo no podía por su cuenta mantener su propio médico ni pagar un cartero que fuese dos días a Saldaña. Además, por esas fechas tenían el gravísimo problema de las partidas de rebeldes carlistas y las tropas gubernamentales, que continuamente actuaban por la zona. A todos había que darles comida y alojamiento. Esos gastos en común eran más llevaderos. Siguieron recibiendo los despachos reales, disposiciones y órdenes del Subgobernador de Carrión a través de Saldaña, que a su vez los recibía del gobernador de Palencia.
Lo que sí cambió fue la composición de los ayuntamientos. Antes, los dueños del Señorío elegían dos alcaldes ordinarios. El primero era el alcalde, representante del Señorío; era verdaderamente el alcalde. Els egundo, hacía más bien de teniente-alcalde; era alcalde real o rfepresentante del rey. Ahora en Guardo sólo se nombraba un alcalde, un teniente-alcalde, cuatro concejales y un procurador síndico, también denominado procurador de tierra. El nombramiento lo hacía en un principio la Chancillería de Valladolid, después ya fue tarea del gobernador de Palencia o de la Diputación, hasta que llegaron las elecciones democráticas. En Guardo, como hemos visto, existió el Mayorazgo de los Enríquez, creado en el siglo XVII por uno de los hermanos de don Gregorio Díez Santos y tío del arzobispo Bullón, don Rodrígo Díez Santos, también sacerdote. Sin duda fue el Mayorazgo más importante de toda la comarca.
Guardo, sus gentes y su historia
Jaime García Reyero
Editorial Aruz
@2003