La Justicia Divina española

Publicado el 21 marzo 2014 por Cronicasbarbaras

El juez Santiago Pedraz, que apeló a la Convención de Ginebra para no acatar la nueva ley española que reduce el alcance de la justicia universal en causas como la muerte del periodista José Couso en la guerra de Irak, debe ratificar esa doctrina empleándola para otros casos importantes.

Aunque haría mejor dedicar sus poderes que lo hacen omnipresente, omnisciente y omnipotente, como Dios, a detener a los etarras autores de unos 350 asesinatos no resueltos y olvidados por la Audiencia Nacional en la que ejerce: ese es su verdadero trabajo.

Pero, puestos a hacer justicia divina, él y todo magistrado de esa Audiencia tienen que ordenar la detención de Vladimir Putin y su extradición para ser juzgado en Madrid por los dos muertos en la invasión de Crimea, igual que la de Nicolás Maduro por el asesinato de opositores.

Ejercerían así su poder divino apelando a que creen, impulsados por Pedraz, que el IV Convenio de Ginebra les permite perseguir a todos los criminales de guerra del mundo tras decidir ellos quiénes lo son.

El régimen franquista firmó ese Convenio en 1952: creía tan poco en su aplicación literal que sus jueces nunca exigieron extraditar a quienes para él eran criminales, los rojos en el exilio, mientras estos pedían ingenuamente en otros países que sus jueces ordenaran detener a Franco.

Para impartir la verdadera justicia universal la ONU creó en La Haya, en 1998, la Corte Internacional de Justicia, pero no la reconocen EE.UU., Rusia, China, India o Cuba, entre otros.

Hasta una reciente enmienda parlamentaria, la ley del Poder Judicial autorizaba a la Audiencia Nacional a perseguir crímenes contra españoles en el extranjero.

Un tibetano nacionalizado español denunció un genocidio en el Tibet, cuando toda China sufrio el genocidio comunista con Mao. En la Audiencia Nacional aceptaron la causa, lo que provocó un conflicto diplomático y económico que impidió inversiones chinas que aportaban numerosos puestos de trabajo.

Ahora, numerosos jueces desdeñan su trabajo real y se dedican a la justicia universal, entre ellos uno que quieren encarcelar a los hutus y los tutsis de las matanzas de Ruanda de 1994: podría traerse a decenas de millares de autores de genocidios.

Estas causas permiten hacer turismo exótico para supuestas investigaciones. Pedraz se fue de excursión coronel Tapioca a Irak rodeado de periodistas, cuando el culpable de la muerte de Couso es Telecinco, por mandarlo a una guerra desprotegido ante quienes creyeron que era un enemigo.

(El cronista debe recordar aquí que estuvo en distintas guerras, y que en una de ellas resultó gravemente herido)

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