El rey Salomón hijo del rey David, heredó un considerable imperio que administró con gran destreza. Pero siendo aún muy joven su pueblo lo admiraba por su gran sabiduría para impartir justicia.
Las multitudes se acercaban para escuchar cada caso y ver como lo resolvía su rey, pero ninguno despertó tanta curiosidad como el de dos madres que reclamaban a su hijo.
En aquel tiempo dos mujeres solteras habían sido madres al mismo tiempo y se acostumbraba darles una habitación dónde dormir para que no lo hicieran a la intemperie, fue así que una noche una de ellas aplastó dormida a su bebé y cuando despertó descubrió que había muerto, rápidamente cambió a su bebé por el de la mujer que dormía al lado. Cuándo esta despertó gritó desesperada al ver a su niño muerto, pero mirándolo con atención reconoció que no era ese su hijo sino el que la otra mujer que la observaba sostenía entre sus brazos.
Todo el pueblo se acercó al palacio donde Salomón impartía justicia pensando que haría su sabio rey y presumiendo que este caso no tenía solución.
Se presentaron las dos mujeres con el bebé frente al rey que escuchó el relato de ambas, los dos relatos eran convincentes, las dos juraban ser la madre del pequeño recién nacido y en sus cuerpos estaban los signos de haber parido recientemente.
Entonces el rey Salomón llamó a uno de sus soldados y le dijo: "Con tu espada, parte el niño por la mitad y así lo repartiremos", el soldado no se atrevía a cumplir semejante pedido pero Salomón gritó mucho más fuerte "usa tu espada, soldado".
En ese momento una de las mujeres cayó de rodillas frente a Salomón y le pidió piedad al rey, que no lastime al niño, suplicó llorando que su hijo siguiera vivo aunque ella lo perdiera.
Todos quedaron mudos creyendo que el caso se había resuelto por sí solo.
Entonces habló el rey Salomón, le pidió a la mujer arrodillada que se pusiera de pie y le dijo me has demostrado que eres la verdadera madre del niño. Y el niño le fue entregado.
Esta historia de tan antigua data traspasa todos los tiempos, el amor de madre, de hermanos, parejas deja de ser amor cuando la posesión es más fuerte.
Tal como ocurre en la sociedad patriarcal donde la mujer y, muchas veces, los niños no pueden ser "sujetos" ya que así se los despersonaliza, no son propiedad de quién se siente la autoridad de la casa, aunque así lo viven.
Por eso en Masonería se le da tanta importancia a valores como la justicia y a la equidad, esta última es la justicia natural sobre la legislada.
La mujer masona sabe que el trabajo comienza todos los días, que nunca está terminado, que siempre hay algo más para aprender.