Leía estos días la historia de un niño enfermo de cáncer que entregó al Papa una carta con una pregunta: "Santo Padre, ¿por qué Dios, si es bueno y omnipotente, permite enfermedades como la mía en personas inocentes?". Benedicto XVI se comprometió a contestar en cuanto regrese al Vaticano. Me pregunto qué y cuándo le contestaría Cristo a este niño; qué les diría a todos aquellos que emplean su dinero para organizar actos en los que puedan verle en persona mientras millones de seres humanos no tienen un techo bajo el que cobijarse o mueren de hambre y de sed; qué sentiría al contemplar toda la piedra, el mármol, el oro, la plata y las piedras preciosas con las que se le venera; qué respondería a Benedicto XVI, conociendo los pecados del Vaticano, al escucharle decir que "no se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor". Sin duda, un gran negocio. Hemos visto a la juventud del Papa en Madrid. ¿Dónde está la juventud de Cristo? Seguramente donde más se la necesita.
Leía estos días la historia de un niño enfermo de cáncer que entregó al Papa una carta con una pregunta: "Santo Padre, ¿por qué Dios, si es bueno y omnipotente, permite enfermedades como la mía en personas inocentes?". Benedicto XVI se comprometió a contestar en cuanto regrese al Vaticano. Me pregunto qué y cuándo le contestaría Cristo a este niño; qué les diría a todos aquellos que emplean su dinero para organizar actos en los que puedan verle en persona mientras millones de seres humanos no tienen un techo bajo el que cobijarse o mueren de hambre y de sed; qué sentiría al contemplar toda la piedra, el mármol, el oro, la plata y las piedras preciosas con las que se le venera; qué respondería a Benedicto XVI, conociendo los pecados del Vaticano, al escucharle decir que "no se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor". Sin duda, un gran negocio. Hemos visto a la juventud del Papa en Madrid. ¿Dónde está la juventud de Cristo? Seguramente donde más se la necesita.