CIUDAD DE LAS ESTRELLAS
Mi amigo Egdard me recomendó ir a ver La La Land por aquello de que estaba enamorado de Ryan Gosling. Y aunque a primera vista me pareció que esa no era suficiente razón para ir al cine y menos ver un musical romántico en pantalla grande pues no era nada atractivo para mí, decidí ir a verla. Primero porque era el día anterior a la premiación de los Oscars; segundo estaba nominada a 14 premios de la academia (incluyendo mejor filme del año) lo cual es bastante inusual, y finalmente porque dentro de las nominadas era la única que estaban presentado en los cines locales del pueblo donde estaba. Pero suficiente con mis justificaciones.
Debo decir que desde el primer segundo de la cinta, La La Land es un filme excepcional. De una impecable realización, dirigida por el joven Damien Chazelle, quien además escribió el guión, y es que desde el su inicio devela una gran realización artística integrando la música, coreografía con un buena cinematografía y fotografía. Chazelle rinde homenaje a aquellos grandes musicales de la década de los 40 pero con un toque de modernidad. La escena donde todos bailan en una autopista congestionada con el tráfico me ha parecido muy original. Una exuberante mezcla de movimientos y colores. Es como si una obra de teatro hubiera sido puesta sobre las tablas vista desde la gran pantalla.
Mención aparte se lleva la banda sonora de Justin Hurwitz que presenta unas composiciones aveces melancólicas pero con un dejo de esperanza, y otras veces con la energía de un espíritu libre, como creando una simetría musical con la fuerza dramática de la trama.
La La Land no es un musical puro como Les Miserables pues los musicales se intercalan con diálogos lo cual permite que el filme sea mas interesante y el trama avance más fluidamente. Incluso un elemento atractivo para aquellos que no gustan de musicales en general.
El filme se trata de dos jóvenes que sueñan en convertirse en grandes artistas pero que experimentan la lucha cotidiana entre un mundo que te exige ser realista y materialista, anteponiendo tu felicidad y sueños artísticos. Es la lucha interior del hombre entre el deber y querer, entre el tener y el soñar. Y por su puesto que es un musical medio romanticon. Pero a su vez, me ha parecido una Oda a los artistas, en cualquier área del arte, a aquellos que luchan y sufren todos los días por intentar llevar su arte al público, independientemente de sus resultados y de lo difícil que resulta ser artista, y en definitiva, lo difícil que resulta ser feliz.
Ahora, haber visto a Emma Stone bailando y cantando al lado de Ryan Gosling, resultó visualmente muy atractivo. Los dos estuvieron geniales en su actuación. Siendo Emma finalmente galardona como mejor actriz del año, lo que habla de la calidad de su actuación.
Y me alegro de haberme equivocado al pensar que el musical sería latoso. Al contrario, resultó una pieza cinematográfica excepcional.