La labor de cuidar

Publicado el 19 abril 2019 por Carlosgu82

En una sociedad en la que cada vez las personas viven más años, en la que el número de personas de la tercera edad es elevado no todos tienen la fortuna de gozar de buena salud y bienestar hasta bien entrados los años, y es aquí donde surge la figura del cuidador, de aquella persona que dedica tiempo y esfuerzo, en ocasiones sacrificándose a sí misma por el bien de los mayores o de las personas dependientes. Una labor no del todo reconocida socialmente. Aún hoy gran parte de la labor, pese a los esfuerzos de la Administración sigue recayendo en la familia y más concretamente en muchos casos en la mujer, que no siempre puede permitirse contar con la suficiente ayuda. Son mujeres que en ocasiones sacrifican su propia progreso profesional, que pierden horas de sueño, se levantan, dos, tres veces, o cuatro en la noche para atender al necesitado, que viven en un ambiente donde la negatividad propia de la enfermedad y la queja de los mismos enfermos minan su salud psicológica…y nada que decir si ésta situación se prolonga en el tiempo. Cuidar en ocasiones deja secuelas, el amor desinteresado a nuestros mayores y dependientes pasa factura en más de una ocasión.
En el diario vivir con estos enfermos el cuidador se ve obligado a lidiar con el desfase generacional, con personas con demasiados años que en ocasiones se olvidan de las necesidades del cuidador, demandando su presencia en todo momento o con personas que no se han adaptado al paso de los años y a lo que ello conlleva provocando diversos conflictos de entendimiento que el cuidador tiene que gestionar de forma psicológica y pacientemente.
Bien está dicho que para cuidar hay que cuidarse, y eso es bien cierto. En ocasiones llegamos a la conclusión por poner un ejemplo, que nadie convive demasiado tiempo con un loco sin también volverse loco o sufrir desequilibrios emocionales, y esto también pasa, sobre todo cuando la persona cuidada tiene un vinculo afectivo con el cuidador.
Es sin duda un trabajo duro y poco agradecido, en el que en ocasiones el pago que recibimos es el cumplir un deber moral y emocional con el fin de tener la conciencia tranquila, en el que hacemos una verdadera labor de misericordia, que quien quita algún dia la tengan que hacer con nosotros.
A todos los cuidadores/as mis ánimos, fuerza y valor. Mi admiración y reconocimiento porque con su trabajo también contribuyen al crecimiento de la sociedad.
…y no se olviden, al menos dedíquense una media hora diaria para si mismos y traten de desconectar en la medida de lo posible, ese es mi consejo. Debemos saber que tenemos que preservar también nuestra estabilidad emocional. También merecemos bienestar. ¡No se olviden!